UN ESPACIO PARA...

COMPARTIR LOS COMENTARIOS Y OBSERVACIONES QUE HACEMOS DE LAS PELÍCULAS QUE DISFRUTAMOS EN NUESTRO TIEMPO LIBRE. GENERALMENTE TIENEN COMO TEMA CENTRAL A LA MUJER Y BUSCAMOS UN TIPO DE CINE QUE NOS PERMITA ACERCARNOS AL SER HUMANO CON PRUDENCIA Y LEALTAD.



lunes, 21 de noviembre de 2011

FRIDA

FRIDA
De André Breton
                                                   “Es una cinta de seda alrededor de una bomba”
Ella es su creación. Un Dalí latinoamericano.
Reina, hechicera o india tehuana.
Inexacto límite entre lo onírico y lo real.
Paisaje de terciopelos, orquídeas y esclavas.
Mujer azul con bigotes rosáceos.
Metáfora, símbolo o señal de lo ardiente, sexo, fuego y muerte.

Ella fue para Diego lo que Dalí fue para Gala:
Excitación, sudor, sostén y locura.
Policromada cariátide de un templo griego,
Mural, tapiz de plumas, vuelo o escultura.
Joven virgen del thiasos lesbiano o perla gris del Egeo,
Cuna, cama y sepultura.

Una trenza entre Narciso y los espejos.
Desgarramiento lila. Oro azul de Coyoacán.
Volcánico alarido de la imagen femenina.
Ella es Frida y Frida su creación.
Tajo, solo tajo. Pieza única de orfebrería.
Pesada oscura joya precolombina.

Interesante recrear la biografía de Frida y más para nosotras, las usuarias del Cine Club Salamandra, que en distintos momentos ya habíamos degustado esta película. Un verdadero ejercicio de recreación. Vale la pena anotar que la vida de Frida al ser llevada al cine de manera artística debe sacrificar algunos hechos fidedignos que componen la existencia de esta gran artista latinoamericana del siglo XX. Sin embargo, es una obra que trata de mostrar los aspectos más significativos de su infancia, juventud y madurez, sin olvidar el valor de su pintura, la idiosincrasia del pueblo mexicano, y la lucha socialista en la que estuvo inmersa. Arte y política combinados en un mundo dominado por el machismo y por los acontecimientos de los años 30 cuando Frida se declara miembro del partido comunista de México (PCM) y asume la revolución con verdadero espíritu de lucha.
Vemos entonces a Frida niña al lado de sus padres deseosos de protegerla y en especial su padre con quien mantuvo siempre una relación cercana y amistosa. Luego aparece la Frida adolescente, aceptando el amor sin temores y absorbiendo lo mejor de cada minuto de su vida. Sorpresivamente, sufre un accidente en un tranvía que desencadenará múltiples problemas con su cuerpo partido en pedazos, pero a la vez el causante del nacimiento de esa gran pasión, la pintura. Deberá sobreponerse a su dolor constante, “no recuerdo cómo se sentía antes del dolor”, e iniciar una nueva vida con un cuerpo enyesado, pintado de mariposas. Nace entonces esa artista que pinta desde el corazón y encuentra la belleza en todas sus imperfecciones, haciendo de cada lienzo un poema. Se empeña en conocer a Diego Rivera, el famoso muralista mexicano que le dobla su edad, para que evalúe sus pinturas e inicia un proceso de crecimiento a su lado que durará 25 años, tiempo en el cual vemos la llegada de Frida a la madurez. “El matrimonio de un elefante y una paloma” asumido por ella como un acto político hostil, establece un vínculo de lealtad para ambos que se irá desdibujando cuando Diego es incapaz de serle fiel y sólo demuestra pertenencia a sí mismo. Tendrá que reconocer Frida que al lado de su accidente del tranvía, hay otro igual de grave en su vida, Diego. Pasarán por su lado otros personajes como Trosky –quien debe refugiarse en México pues es perseguido por Stalin en los finales de la revolución rusa- y algunas mujeres con los que tendrá encuentros amorosos, pero volverá al lado de Diego que, a pesar de todo, valoró inmensamente su pintura y ayudó a hacerla grande en el medio cultural de su país. Frida, por su parte, seguirá representando su dolor de manera artística, el valor de esa lucha que debe dar diariamente y no dejará su esencia de mujer enamorada de su país, de su herencia indígena, de la belleza de su cultura y de su raza. Para lograrlo usará largos vestidos prototipo de la idiosincrasia mexicana que le ayudarán también a camuflar sus problemas corporales. Poco a poco, y debido al consumo de alcohol y de las drogas, su salud empeora y termina su vida pintando naturalezas muertas a las que añadirá una bandera y una paloma de la paz. “No quiero que me entierren para no estar por más tiempo acostada”, dijo días antes de su muerte, a los 47 años.
Frida representada por Salma Hayek y Diego Rivera por Alfred Molina fueron dirigidos por  la norteamericana Julie Taymor, quien es más conocida en el mundo del teatro. En el año 2002, esta película de 120 minutos recibió seis nominaciones al Oscar y obtuvo dos premios, mejor maquillaje y banda sonora.   Está basada en los escritos de Hayden Herrera, una persona estudiosa de Frida, aunque para algunos críticos, la película está más centrada en su vida que en sus obras y desconoce la discapacidad que sufre Frida siendo niña aún: una pierna afectada por la polio y una deficiencia congénita, la espina bífida. Sin embargo, nos exhibe una vida marcada por el dolor que acompaña tanto a sus pensamientos como a sus más íntimas emociones. Y el resultado, una obra con rasgos surrealistas, movimiento desconocido para Frida, pero que recibió este apelativo de André Breton al pintar su propia realidad, en la expresión más atrevida de ella misma.

lunes, 14 de noviembre de 2011

MEDIANOCHE EN PARÍS


París, la ciudad para escritores y artistas”.
 París, la ciudad que invita a vivir.
 París, la ciudad más romántica del mundo.
 “Difícil pensar en una obra que supere esta ciudad”.

Con las anteriores expresiones, encontramos a Woody Allen haciendo un homenaje a esta maravillosa ciudad, después de Manhattan y de Barcelona.  Va a ese lugar donde se reencuentra con lo mejor del arte y de la literatura, y con una fascinación onírica llega a la más bella época de París. Increíble poder penetrar en esos lugares de la bohemia parisina de la mano de su protagonista Gil Pender (Owen Wilson), un joven americano, que llega de vacaciones a “La Ciudad Luz” con su novia Inez (Rachel McAdams) pues está próximo a casarse. Cansado de la vida frívola a la que es sometido por ella y su familia, se enamora de esta ciudad y logra penetrar en su mundo mágico donde -con sorpresa- se encuentra frente a los más famosos escritores y artistas que le regalarán palabras, escenas y melodías. Conocerá a Scott Fitzgerald, Jean Cocteau, Ernest Hemingway, Mark Twain, Tom Eliot, Henry Miller, Gertrude Stein, Pablo Picasso, Luis Buñuel, Salvador Dalí y muchos otros que vivieron en París y formaron una época donde la creatividad y la riqueza parecieron estar en su mejor punto. Gil subirá cada noche a un coche de los años 20 que lo llevará al encuentro con los personajes parisienses y le permitirá hacer parte de la Edad de Oro. Entregará su proyecto de novela a Hemingway para su revisión y encontrará que su producción es creativa, lo que le permitirá llegar a otros escritores con entusiasmo. Esto también le dará la oportunidad de conocer a Adriana (Marion Cotillard), musa y amante de muchos de los personajes de este periodo, que aportará gran influencia en su vida. Por ello, al final de la película, Gil Pender decide quedarse en París para lograr su sueño, ser escritor.  Ya no está atado al pasado que admira y que lo marcó profundamente, sino  tomando decisiones claras, sin hacer caso a la nostalgia.

Todo un homenaje a un lugar que muestra compromiso con los ideales de Woody Allen, a una época que estuvo marcada por la intelectualidad, a sus héroes que dejaron huella en su formación y a su cultura caracterizada por la belleza de sus calles, boulevards, jardines y museos. Imposible olvidar la magia de lugares como la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos, los puentes sobre el Sena,  el Museo de Louvre y el Palacio de Versalles, que conquistan a todos los que allí acuden. Medianoche en París es toda una declaración de amor a esta ciudad donde vivió en su juventud, lo conquistó y lo marcó para siempre.
Esta comedia romántica, con la que se abre el Festival de Cannes en el 2011, es una mezcla de surrealismo y fantasía. También es la combinación de la nostalgia, “el pasado es un carisma para mí”, y de la búsqueda de la superación con lo que somos y tenemos, pues no da méritos a la creencia de que vivir una vida diferente pueda ser mejor. Así, la película no solo es una reflexión sobre temas destacados de la historia sino también sobre temas que Woody Allen siempre tiene presente en sus producciones: buscar la felicidad en medio de las oportunidades que nos da la vida, vivir el presente en el lugar y en el momento que nos corresponde,  y valorar la cultura y el conocimiento en el desempeño de la gente. A pesar de la demostración de amor a una ciudad y a una época ya mencionadas, nos transmite su inquietud de no buscar en otros mundos irreales la satisfacción de la vida presente. En este caso, la creencia o no de que todo tiempo pasado fue mejor resulta difícil de definir, pues la película parece resaltar la importancia del ayer ya que los artistas consciente o inconscientemente siempre han demostrado amor por el pasado.  En resumen, todo un viaje al pasado, con lugares marcados por el romanticismo, personajes bien representados, fotografía llena de encanto, y vestidos, luces, música y diálogos muy propios de la época. Tampoco faltó Woody Allen, el constante crítico de la vida, que bien pudo representar el papel protagónico en este interesante homenaje al arte y a quienes son sus creadores.
“La nostalgia es la negación de un presente doloroso”.
"Los artistas están para ofrecer con su obra belleza y esperanza
 ante el sinsentido de la existencia..." 

jueves, 10 de noviembre de 2011

VICKY CRISTINA BARCELONA



Vicky (Rebecca Hall), es una mujer discreta y reflexiva, próxima a casarse, que llega a Barcelona con su gran amiga a disfrutar de sus vacaciones de verano. Cristina (Scarlett Johansson), apasionada por la fotografía,  es su acompañante, ambiciosa y entusiasta, amiga del arte y de la bohemia que quiere vivir la vida sin mayores compromisos. Barcelona las recibe con todo su encanto de ciudad bonita y de placeres mediterráneos. Allí ambas conocen a Juan Antonio (Javier Bardem) un artista encantador que logra seducirlas libremente, sin engaños, hasta que en ellas se produce un cambio que, paradójicamente, las aferra a sus sueños y a sus diferentes maneras de relacionarse con el mundo. Conocerán también a María Elena (Penélope Cruz) la ex mujer de Juan Antonio, que aparece por épocas con su locura a bordo, para hacerlo víctima de sus caprichos. Vicky debe continuar con sus planes de matrimonio pues causaría mucho dolor si no tuviera la valentía de renunciar a este nuevo amor. Por su parte, Cristina abandona este encuentro en el que es feliz, pero debe darle un respiro a su compañero y seguir en la búsqueda de su verdadero camino. Y Juan Antonio quedará en Barcelona luchando a ratos con su temperamental ex mujer que no puede abandonar pues forma parte de su vida. Así, Vicky Cristina Barcelona nos ofrece una historia en la que la búsqueda de la felicidad no significa estar bien, pues “no es suficiente para ser feliz”.

Vicky Cristina Barcelona es un título muy interesante para esta comedia romántica, escrita y dirigida por Woody Allen en el año 2007.  Obtuvo un Oscar a la mejor actriz secundaria con Penélope Cruz y un globo de oro como mejor película en el 2008. Con el propósito de mostrar a Barcelona como lo hizo con Manhattan, “a través de sus ojos”, Woody Allen hace de esta ciudad una nueva protagonista.  En espacios abiertos, bajo la luz del Mediterráneo, la arquitectura de Gaudi y las obras de Miró, cargada de atracción y romanticismo, podemos vivir en 96 minutos una historia de amor con todas sus alegrías y tristezas. Utilizando un buen recurso narrativo, al parecer divertido, Woody Allen trata de mostrarnos con ironía todo lo que sucede entre el amor y el deseo, entre la comodidad y la vida bohemia, entre la simplicidad y la atracción. Con el argumento de “Sólo el amor inalcanzable puede ser romántico” captamos un sinnúmero de obstáculos y limitaciones que niegan a sus protagonistas la posibilidad de conquistar a esa persona soñada y enamorarla libremente. Vemos entonces a Vicky con su extrema racionalidad, a Cristina con su espíritu aventurero, y a María Elena con su violencia y exaltación que no pueden salir de ese juego de inestabilidad sentimental, aunque logran disfrutar de la felicidad por breves instantes. Y a partir del juego que adquiere más brillo, encontramos a Vicky sumida en la indecisión ya que debe elegir entre escoger un mundo seguro y perfectamente planeado, o dejarse llevar por la libertad que le proporciona un amante seductor.

Una película que analiza los valores y conflictos de la vida cotidiana, enseñándonos a sortearlos y a no involucrarnos en esos estereotipos que solo llevan a comprender que nada es absoluto. Con una excelente música, caracterización y escenografía, Vicky Cristina Barcelona pone en escena las actuales relaciones de pareja al tiempo que realiza un buen análisis del sentido de la vida. Un film en el que podemos ver toda la sinceridad que emana su protagonista masculino, que no es más que la de su mismo director.

jueves, 3 de noviembre de 2011

MANHATTAN

Siento verdadera pasión y una gran devoción hacia la ciudad de Nueva York  y creo que en la película se la ve de la forma más hermosa que se ha visto nunca en el cine. Cuidamos mucho la fotografía y creo que es realmente impresionante”. Woody Allen


Este clásico del cine fue filmado en blanco y negro en Manhattan de la ciudad de Nueva York, como muestra fehaciente del gran amor de Woody Allen hacia este lugar. No obtuvo premios Oscar aunque fue nominado al  mejor guión y mejor actriz secundaria (Mary Hemingway) en 1979. Reviste completa actualidad ya que saca a relucir temas que en su época eran intocables y solo un libre pensador, como su director, puede dejar que los hechos fluyan y se convierta en una película resistente con el pasar de los años. Hace entonces toda una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea, dominada por lo material, hasta llegar al cuestionamiento del valor de la vida. En su papel del prototipo del intelectual y con una mirada muy realista, Woody Allen critica al arte, la literatura, la psicología y la moda. Confronta también la parte instintiva con la parte trivial en las relaciones personales, hasta llegar a las relaciones de poder y de jerarquía.

Su protagonista Issac Davis (Woody Allen) es un hombre cuarentón que trabaja escribiendo novelas y chistes para la televisión, ha fracasado en dos matrimonios y ahora sostiene una relación con Tracy (Mariel Hemingway), de 17 años. Después de algunos encuentros nada afortunados con la periodista intelectual Mary Wilkie (Diane Keaton), la amante de su mejor amigo Yale (Michael Murphy), se enamora de ella y abandona a su joven compañera. También se encuentra muy molesto porque su anterior esposa (Meryl Streep), quien vive ahora con su hijo y una lesbiana, decide publicar un libro sobre su pasado tormentoso, con todos los detalles de su anterior vida conyugal. Finalmente, Tracy decide viajar a Londres a continuar su vida, al tiempo que Issac vuelve a buscarla pues ha sido abandonado por su enamorada. Nada la detendrá, sólo le dejará la esperanza de regresar en seis meses.

Película que da un papel protagónico a la mujer ya que la analiza en todos sus aspectos, de niña a mujer. Muestra el conflicto tabú de las lolitas o niñas precoces que incursionan en el mundo de los adultos y da una mirada amplia al mundo de la mujer moderna con todas sus ambiciones y todos sus temores. Nos lleva a visualizar con otros ojos a la adolescente, que en medio de su juventud, es quien actúa con mayor madurez y más confianza frente al mundo, la única persona que muestra seguridad frente a lo que quiere. Al mismo tiempo, hace toda una exploración de la relaciones de pareja, pues deja ver con sarcasmo cómo el ser humano acude a la hipocresía para encontrar el amor y la felicidad. En fin, todo un estudio sobre ese fluctuar del ser humano, esa forma tan inexplicable de amar, tan difícil e imprecisa, tan particular e imperfecta, que, sin embargo, nos lleva a tener fe en la gente, a valorar hechos ajenos a la vanidad e hipocresía, y a defender por encima de todo la sensibilidad. Una valiosa producción en lugares marcados por el romanticismo y con un fondo musical en el que el jazz ayuda a hacer realidad este homenaje de Woody Allen a Manhattan.
“Nada que valga la pena puede ser asimilado por la mente. Tiene que entrar por una abertura diferente, y disculpa lo vulgar de la imagen. Siempre he pensado que el cerebro es el más sobrevalorado de todos los órganos”.
Manhattan makes you wish you were a better person  Neil LaBute