UN ESPACIO PARA...

COMPARTIR LOS COMENTARIOS Y OBSERVACIONES QUE HACEMOS DE LAS PELÍCULAS QUE DISFRUTAMOS EN NUESTRO TIEMPO LIBRE. GENERALMENTE TIENEN COMO TEMA CENTRAL A LA MUJER Y BUSCAMOS UN TIPO DE CINE QUE NOS PERMITA ACERCARNOS AL SER HUMANO CON PRUDENCIA Y LEALTAD.



domingo, 30 de septiembre de 2012

EL GRECO


"Yo pinto porque quiero convertir a las personas en santos,
pinto porque quiero que sus almas se conviertan en luz pura.
Yo pinto porque quiero que todo se vuelva luz,
porque solo la luz puede vencer a la muerte.
Y yo pinto para vencer a la muerte".


“El pintor de Dios” como se le llama también a El Greco, es el nombre del libro (del escritor griego Dimitris Siatopoulos) en el que se basa esta producción hecha en el año 2007.  En ella aparece el pintor en su tierra natal, en Creta 1566, de donde tiene que huir por la violencia, y a los 26 años se traslada a Venecia al estudio de Tiziano quien fue su maestro y de quien tomó muchos aportes del estilo veneciano del Renacimiento dominado por los temas religiosos y de la mitología griega. Recibe también influencia de Tintoretto y de Miguel Angel. En esta época conoce y se enamora de Francesca, hija de un gobernante veneciano, que debe dejar al Greco pues su padre planea casarla con un rico mercader que ella desconoce. Cinco años después de su vida en Venecia, este pintor llega a España y se instala en Toledo, un gran centro religioso y cultural. Allí vivirá el resto de  su vida dedicado a la pintura, a la expresión de sus sentimientos y a la búsqueda de la verdad que siempre quiso plasmar en sus cuadros. El arte para él tuvo ese matiz inquisidor y contestatario, y a través de sus imágenes quiso rebelarse contra la iglesia y contra la sociedad injusta de la época.

“La verdadera dueña de mis cuadros es la eternidad”
“Podrán destruir mis cuadros, pero no mi vida”
“Le doy a la gente mundos nuevos, color, luz…”
“Mi vida ha estado ardiendo, no en el fuego sino en la luz”.

Su verdadero nombre fue Doménikos Theotokópoulos (1541-1614) y su obra es considerada de un nivel sobresaliente con una marcada influencia de sus maestros italianos y posteriormente con un estilo personal en el que dominan figuras alargadas, expresivas y cargadas de color en ambientes oscuros, grises e indefinidos. Cuadros como El Espolio y El Entierro del Señor de Orgaz son recreados en la película y en ellos podemos ver la devoción de El Greco por los temas espirituales con una entrega casi mística. Sin embargo, El Espolio hace que la Iglesia y particularmente el cardenal Niño de Guevara lo rechacen y lo obliguen a pintar cuadros religiosos más ortodoxos. A su vez, éste le pide al Greco que lo pinte y como no le agrada su retrato, inicia una persecución hacia el artista que lo lleva a hacer sus descargos ante el tribunal de la Inquisición. Allí  es acusado por su vida familiar –tiene un hijo y no está casado con la mujer que ama, Jerónima de las Cuevas- , por sus pinturas que se salen del modelo impuesto por la iglesia, y por su marcado alejamiento de ella y del clero en general. Por fortuna, logra hacer sus descargos y sale avante de esta acusación.

 El Espolio                                    El entierro del Señor de Orgaz               Retrato del Cardenal Fernando Niño 
                                                                            de Guevara

Grecia es la cuna del director de esta producción Grecoespañola, Yannis Smaragdis; al mismo tiempo su protagonista, Nick Ashdon, y el autor de su música, Vangelis. Pertenece al género de biografía y sobresale por la decoración y el vestuario, muy propios de los siglos XVI y XVII, época en que transcurre la obra. En ella se hace visible la lucha de este gran artista por mantener su libertad en un ambiente dominado por el poder eclesiástico; sus cuadros reflejan el dolor, la injusticia, la fe, la búsqueda de la luz y de la verdad. Con su forma de pensar y de actuar pudo vencer la ignorancia y la barbarie, y en sus obras encontró un estilo particular que lo convierte en un ser admirable, como pintor y como hombre. 

Consideramos valioso anexar los periodos de la producción artística de El Greco:

lunes, 10 de septiembre de 2012

LOS FANTASMAS DE GOYA



Religión y arte es una conexión muy propia del siglo XVIII, de la Alta Edad Media dominada por el oscurantismo y el Santo Oficio de la Inquisición. Aparece la iglesia como el mayor entorno para el arte y los pintores famosos están ligados a la religión y a la política. Surge entonces GOYA, un pintor de la corte de Carlos IV de España, pero con una función subversiva del arte. Se revela, se pronuncia ante la realidad y hace denuncia de una etapa convulsionada de la historia en la que los valores sociales se imponen violentamente. A pesar de su sordera, fue un artista que supo plasmar el momento histórico en sus pinturas que no son más que el reflejo psicológico de su mundo dominado por reyes y religiosos, en nombre de la verdad y de la salvación. En esta España absolutista, los ideales de la revolución francesa no tienen eco y existe el temor de que la igualdad, la libertad y la fraternidad promulgados por ella sean contagiosos. El arte como botín de guerra se impone y Goya se atreve a hacerlo a su manera. Finalmente, como él mismo lo dice “Pinto lo que veo”.

La película LOS FANTASMAS DE GOYA del 2006, dirigida por Miloš Forman, es el reflejo de todo lo anterior. Es el año de 1792 cuando en el Santo Oficio de la Inquisición en España podemos ver a la bella Inés Bilbatúa (Natalie Portman), hija de un rico mercader y modelo preferida de Francisco de Goya (Stellan Skarsgard). Ella es acusada de herejía de manera injusta y recluida en prisión. El hermano Lorenzo Casamares (Javier Bardem), dominico del Santo Oficio, se interesa por ella a través de los cuadros de Goya y tiene acercamientos a la familia Bilbatúa que le solicita su ayuda para liberarla. Dicha familia busca la manera de someter al hermano Lorenzo que visita a Inés repetidas veces, sin lograr su liberación. Por el contrario, debe huir a Francia pues termina siendo perseguido por la corte española. Mientras tanto, pasan 15 años, en los que Francisco continúa al servicio de la corte, y se dan muchos cambios en el ambiente político y religioso como la toma de España por Napoleón Bonaparte quien llega a imponer a su hermano como rey, la abolición de la inquisición, la recuperación de España por las tropas británicas, hasta llegar a la restauración de la monarquía española con la liberación de los inquisidores. En este tiempo, Inés recupera su libertad con la terrorífica imagen de un fantasma que vaga desesperada en busca de una hija que tuvo en prisión, el hermano Lorenzo regresa promoviendo inicialmente los ideales de la revolución francesa y termina ajusticiado por los españoles, y Goya –sordo, viejo e incapaz de abandonar a su musa- no ha dejado de pintar con el mismo sabor crítico la miseria y el horror de la vida y la violencia en su país.

Tres personajes dominan esta película –Goya, Inés y Francisco- en la que se entrelazan para mostrar una parte de la historia marcada por la decadencia moral y social de las instituciones, como también por la ignorancia y la intolerancia del ser humano. Preocupa muchísimo que situaciones semejantes puedan vivirse hoy en día en nuestro país. La noticia sobre "El crimen de una bruja que fue quemada" en un pueblo del suroeste de Antioquia no deja de asombrarnos. Duele saber que en pleno siglo XXI se repitan hechos tan abominables: "A la supuesta hechicera, de 47 años, la encerraron en su casa el pasado 29 de agosto, la golpearon, la desvistieron y le arrancaron el pelo con un hacha. Luego le rociaron gasolina, le prendieron fuego y, como en los tiempos de la inquisición, incineraron su cabello y su ropa". EL TIEMPO, 9 de septiembre de 2012. 

martes, 4 de septiembre de 2012

PIE DE PÁGINA

“La modestia crece en proporción a la superioridad” es la frase que nos invita a reflexionar sobre esta película, de carácter tenso y con un final difícil de pronosticar. Aparece en ella el típico científico metódico que espera mucho tiempo para ganarse el premio de la Academia de Artes y Ciencias de Israel. Así, después de 30 años, Eliezer Shkolnik (Shlomo Bar-Aba) recibe la noticia y, aturdido por la carga de conciencia, va a recibir una distinción no es para él. El jurado ha llamado a su hijo Uriel Shkolnik (Lior Ashkenazi) y le ha confesado que por un error involuntario, se ha elegido a su padre para recibir un premio que pertenece a él. Deberá entonces decirle la verdad, confesión a la que éste se niega y desata toda una serie de reacciones en el grupo de científicos, en la familia y en los mismos protagonistas.

“Hay cosas más importantes que la verdad, como la familia”

Esta frase habla del verdadero sentido de lo justo. Detrás de los logros científicos e intelectuales se da una relación padre e hijo, que en la cultura patriarcal adquiere toda su importancia. Y es el hijo el que sacrifica su valor y reconocimiento, y permite ser excluido del galardón, para no dañar la imagen de su padre y evitarle un desengaño. Esto significa una amenaza para su futuro como investigador universitario, pero lo acepta aun sabiendo que su padre no le reconoce su esfuerzo y considera su obra frívola y carente de valor. Es además un hombre neurótico, pedante, egocéntrico y rencoroso. La competencia y la rivalidad dominan su mundo patriarcal que se ha quedado anquilosado en el tiempo y su nombre solo ha recibido una nota de pie de página en un reconocido libro de Grossman. El hijo, por su parte, ha tenido más éxito en la publicación de libros y aunque es igualmente estudioso del Talmud (la obra que recoge y preserva la tradición oral del judaísmo) como su padre, demuestra un acercamiento más moderno y más próximo a las nuevas generaciones. Ha sabido ganarse su apoyo, encontrar un diálogo franco con el mundo exterior y, a la vez, conservar el respeto y la devoción hacia su padre, independiente de su respuesta. Ambos, se encuentran en la intelectualidad y ambos renuncian a ese hallazgo en el otro.

“No tengo idea de quién es este hombre. Y es mi padre”.

Pie de página fue nominada al Oscar como mejor película extranjera en el mes febrero de este año y ha obtenido muchos premios entre ellos el Festival de Cannes al mejor guión y el premio de la Academia Israelí a la mejor película, dirección y actuación. Su director, Joseph Cedar, un neoyorkino que se radicó desde niño en la cultura judía, la cataloga como una tragedia envuelta en elementos cómicos. Con una música, un guión y una interpretación de la mejor calidad, nos muestra en 113 minutos el conflicto entre dos generaciones diferentes, padres e hijos. Un encuentro que siempre resulta difícil de sobrellevar, pero valioso porque en él está la esencia del Talmud. La discusión debe darse y con ella se espera agudizar las diferencias y las discusiones.


“Hace falta el conflicto intergeneracional para que el mundo se mueva”.

 “Algo que descubrí en el proceso de la película es que las cosas
 buenas nacen cuando se permite revelar equivocaciones. 
Porque, para el padre, el peor enemigo
 es la equivocación y para el hijo es lo contrario.
Su ideología es que de los errores surgen cosas buenas”.
 Joseph Cedar