UN ESPACIO PARA...

COMPARTIR LOS COMENTARIOS Y OBSERVACIONES QUE HACEMOS DE LAS PELÍCULAS QUE DISFRUTAMOS EN NUESTRO TIEMPO LIBRE. GENERALMENTE TIENEN COMO TEMA CENTRAL A LA MUJER Y BUSCAMOS UN TIPO DE CINE QUE NOS PERMITA ACERCARNOS AL SER HUMANO CON PRUDENCIA Y LEALTAD.



jueves, 28 de noviembre de 2013

LAS SESIONES

POEMA DE AMOR PARA NADIE EN PARTICULAR

“Déjame tocarte con mis palabras,
ya que mis manos yacen inertes
como guantes vacíos.
Deja que mis palabras
acaricien tu cabello,
se deslicen por tu espalda
y te cosquilleen el vientre,
ya que mis manos tan livianas
y aladas como ladrillos,
ignoran mis deseos
y se rehúsan tercamente

a realizar mis más
silenciosos deseos.

Deja que mis palabras
entren en tu mente
portando antorchas,
déjalas entrar
voluntariamente a tu ser
para que te acaricien
suavemente desde dentro”.
            Mark O´Brien

 
La vida de este escritor y periodista americano, Mark O´Brien, es el tema de la película Las sesiones. Padeció de una poliomielitis en su infancia y al quedar tetrapléjico permaneció sin movimiento en una cama dependiendo de un respirador artificial. Sin embargo, a través de una camilla eléctrica pudo llegar a la universidad, licenciarse en literatura anglosajona, ingresar a la Escuela de Periodismo de Berkeley y abrir las puertas para que otras personas con sus mismas condiciones tuvieran el mismo acceso. Escribió varios ensayos, artículos y poemas, entre los que se encuentra el Poema de amor para nadie en particular que aparece al final de este film americano del 2012 cuyo director y guionista es Ben Lewin. 

Respirar es una fortuna para quien no puede valerse de su cuerpo y está ansioso de un abrazo. Sabe que puede vivir con el corazón y a través de él realizar un viaje ayudado por su voz y sus palabras. Porque no hay nada que toque más que las palabras y con ellas iniciar ese contacto con el otro, con ese ser deseado que pueda llevarlo a experimentar el anhelado placer sexual. Y es que nuestro protagonista, a sus 38 años, solo ha intentado vivirlo consigo mismo en su soledad. Así, Mark O´Brien (John Hawkes) inicia la búsqueda de una terapeuta sexual Cheryl Chen-Greene (Helen Hunt),  que no es una prostituta y con la asesoría de un sacerdote amigo (William H. Macy) descubre que puede aprender a reconocer su cuerpo y a encontrar placer a pesar de su discapacidad. Con ella pierde su virginidad, recorre caminos inexplorados y descubre el valor del sexo y del erotismo. En seis sesiones reglamentarias y sin moverse de su cama, recorre el mundo, lo recrea junto con ella y van a la búsqueda de un placer infinito que solo las palabras pueden conjugar. Todo un homenaje al orgasmo simultáneo  y al sexo como parte de la emocionalidad, sin manejo de culpas y sin represiones. Un mensaje muy positivo para esta sociedad en la que el sexo se ha trivializado hasta el punto de ser manipulado por los medio, aprovechado también por la religión con el eterno manejo de la culpa para frenar al ser humano.  

Una película que ha recibido muchos premios y nominaciones entre las que se destaca la nominación al Oscar 2012 por la mejor actriz secundaria (Helen Hunt) y el premio del público y mejor reparto en el Festival de Sundance. Con diálogos muy profundos y un excelente tratamiento de la intimidad, descubrimos las maravillas que hace la educación ayudada, por supuesto, del dinero. Un trato honesto y emotivo al tema del sexo y la discapacidad.

 

martes, 19 de noviembre de 2013

EL HOMBRE QUE AMABA A LAS MUJERES


“Las piernas de las mujeres son compases que recorren el planeta en todo sentido dándole equilibrio y armonía” Bertrand

Como en un monólogo, podemos ver al protagonista de esta historia -Bertrand- que sin tratar de esforzarse por ser viril, logra conquistar un buen número de mujeres a las que les permite ser felices a su lado, así sea unas pocas horas. Esto lo escribe en su biografía dedicada a describir sus experiencias eróticas con ellas. No busca una relación a largo plazo ya que no le interesan las mujeres como tal, únicamente el sexo. Al parecer solo tuvo una relación duradera de la que salió perdedor y en adelante vive la relación con ellas de manera desaforada. La compañía femenina le es indispensable únicamente para saciar sus necesidades sexuales y afectivas, dándole a cada una lo que cada una quiere. Además copia el comportamiento de su madre, del que fue víctima en su infancia cuando la veía casi desnuda exhibiéndole sus piernas y buscando en el sexo su forma de vivir. Todo un tópico freudiano que exhibe las teorías edípicas con un trasfondo psicológico fuerte en el que las piernas juegan un papel importante. Así, este Casanova que conoce la debilidad de las mujeres, descubre la manera de atraerlas con su ternura, galanteo y creatividad. Porque nunca es agresivo y tiene una forma especial de conquistarlas hasta ganarse su atención y su corazón. Pudiera decirse que solo ama la idea del amor como lo demostró hasta su muerte.
¿Por qué se espera encontrar en tantas personas lo que se podría encontrar en una sola? Es la pregunta que muchas veces nos hacemos al enfrentarnos a estos casos de conquista múltiple o de soledad acompañada. Vivimos una época que acabó con el ritual del enamoramiento y de la conquista porque todo se trivializó, hasta las relaciones de pareja. Solo interesa el sexo por el sexo y las relaciones libres entre hombres y mujeres. Es cierto que se busca la libertad, pero también encontramos que con la premisa de “somos libres” evitamos cualquier enamoramiento o acercamiento al temible tema del amor. “Somos libres” marca esa libertad y esa negativa al contacto generoso con el otro. Una película que explora las relaciones del hombre y la mujer en estos tiempos de cambio.
L´Homme que Aimait les Femmes es el título original de esta película, mezcla de drama, comedia y romance, dirigida por Truffaut en 1977. Truffaut, que murió en 1984, era un hombre que amaba a las mujeres. Por algo dirigió una película con este título y por algo dijo lo siguiente:
La mujer domina siempre la situación; domina antes, durante y después. Y también cuando una mujer cambia de amor, su reacción es muy bonita, porque la mujer que ha dejado de amar detesta su vida anterior, y aunque él se tire por la ventana es igual; ya no tiene corazón, no siente nada. Si el otro la quiere, ella hace sus maletas y se va con él. Una mujer sabe partir. El hombre no. Tiene todavía un pie dentro, otro fuera, está preocupado, se pasea”.