UN ESPACIO PARA...

COMPARTIR LOS COMENTARIOS Y OBSERVACIONES QUE HACEMOS DE LAS PELÍCULAS QUE DISFRUTAMOS EN NUESTRO TIEMPO LIBRE. GENERALMENTE TIENEN COMO TEMA CENTRAL A LA MUJER Y BUSCAMOS UN TIPO DE CINE QUE NOS PERMITA ACERCARNOS AL SER HUMANO CON PRUDENCIA Y LEALTAD.



lunes, 23 de septiembre de 2013

LA GUERRA DE LOS BOTONES



Algunos conceptúan que “la guerra es una especie de catarsis social” que la humanidad necesita para sacar de la psique tanta angustia, dolor y presiones de la vida. Una guerra que esperamos agonice y la humanidad se canse al fin de sobrevivir para matarnos. Es cierto que la lucha es propia del ser humano y que hemos vivido bajo el estandarte de guerreros y criminales enfrentándonos a la violencia en todo su rigor, pero consideramos que ya es tiempo de sacar una generación que sea capaz de buscar la solución. Las nuevas generaciones deben educarse bajo el lema de la no violencia y evitar que el ser humano esté buscando siempre la razón para vengarse. Ahora, ser correcto, debe apuntar a la no guerra, a la no agresión, al pulimiento de esa psique perversa que tanto mal nos ha hecho. La inquietud es ¿cómo educar para el postconflicto, para incluir, para encontrar la diferencia, para ser correctos usando la razón?
 
Esa guerra es la realidad de esta película en la que los botones están representando una situación anómala. En un poblado de Francia, en 1944 cuando todavía hay huellas de la ocupación alemana, en la segunda guerra mundial, se enfrenta un grupo de chicos llamados los pillos de Longeverne con otro grupo de un pueblo vecino, los Velrans, y en cada uno de sus encuentros -que parecen una verdadera batalla campal- deciden arrancar los botones de la ropa del equipo que resulte vencido. Quien más botones adquiera, será el vencedor. Esta situación mina la estima del grupo perdedor ya que no solo implica arrancar los botones sino la humillación y las burlas que reciben del contrincante a quien siempre han odiado. Así vemos al héroe virtuoso ufanándose de su papel y al grupo vencedor burlado e intentando cambiar su rumbo en la próxima lucha que cada vez adquiere tintes de mayor agresividad. En medio de esto, se encuentra una niña judía que ha logrado camuflarse entre la población y hacerse amiga del grupo de Longeverne, quien recibe especial atención de su líder. Más tarde cuando se desata el temor entre todos los niños por la llegada de militares alemanes a su pueblo, todos se unen para ayudarla a salvar de esta persecución nazi, con la ayuda del profesor y de los adultos que aportan para que la verdadera guerra no traspase sus fronteras.
Una película francesa del 2011 basada en la novela del mismo nombre de Louis Pergaud, con la dirección de Christophe Barratier. Es una crítica a la constante rivalidad entre los hombres, así parta de un juego de niños y parezca una situación cómica. Por fortuna, tiene un final acogedor ya que se logra la unión, y la solidaridad hace su camino en la búsqueda de una verdadera solución.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

INVICTUS


"El perdón libera el alma y elimina el miedo. Por eso es un arma tan poderosa".
“¿Cómo ha podido pasar 30 años en una celda minúscula y luego salir y perdonar a los que lo encerraron ahí?”
 
"Si no puedo cambiar cuando las circunstancias lo demandan, ¿cómo puedo esperar que los demás lo hagan?"
"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".

“El deporte tiene el poder de cambiar el mundo. Tiene el poder de inspirar, el poder de unir a la gente de un modo que pocos consiguen”.
Mandela: ¿Qué posibilidades tenemos de ganar la copa mundial de rugby?
Asesor: Según los expertos no podremos pasar de cuartos de final.
Mandela: Según los expertos, tú y yo deberíamos seguir en la cárcel. Y aquí estamos presidiendo el país.

 
Un ejemplo total de reconciliación a través de un guía que cambia la mentalidad de un país es la esencia de Invictus. La imagen es Nelson Mandela. Un hombre grande que sembró el perdón después de pasar más de 27 años en una cárcel y se atrevió a rescatar a Sudáfrica de las garras del Aparheid, buscando la igualdad entre todos, negros y blancos. Y lo hace a través de un lenguaje universal, el deporte. Así Mandela, ya liberado y ejerciendo como presidente de su país, busca al capitán del equipo de rugby, Francois Pienaar, y juntos crean la manera de conseguir que su equipo pueda llegar a la final de la Copa del Mundo de ese deporte en 1995. Extraordinario que alguien quiera dar una imagen política mediante el deporte y más válido aún que a través del ejemplo de un equipo se empiece a generar identidad en una nación que por años estuvo sometida a discriminaciones raciales. Mandela logra entonces equilibrar las aspiraciones de los negros con los temores de los blancos, sin acabar con ningún grupo, ni tratar de vencerlo, sino de balancear esta relación. Toda una obra centrada en el perdón y en la reconciliación que tuvo eco en todo un país que pudo cambiar de opinión, no con temor sino con persuasión. Hay que ceder para poder perdonar es lo que promueve este líder de la liberación étnica con un mensaje de paz y de tolerancia. El relato de este milagro lo hace John Carlin, el autor del libro El factor humano en el que se basó el director de esta película, Clint Eastwood. 
Queda la reflexión para nosotros, los colombianos, que no hemos podido lograr nuestra identidad. Se hace necesario pensar en nuestra historia y en todas en todas las exclusiones sociales que a diario vivimos. Tenemos tristezas en casi todas las familias de nuestra patria y el odio y la venganza luchan por imponerse de un modo visceral. La parte económica domina y la corrupción se implanta hasta el punto de que todos queremos salir adelante sin importar cómo. Urge entonces la búsqueda de soluciones. Los tiempos cambian y nosotros tenemos que cambiar. Empezar por cambiar nuestro ser en el decir. Hemos llegado a un lenguaje “guerrerista” que invade todas las esferas de nuestra cotidianidad. Hay que desarmar el lenguaje, empezando por la televisión, lo que exige un manejo diferente de éste por otro que pueda sembrar la pedagogía que necesitamos para perdonar y renovarnos. Una transformación que impregne todas las relaciones y reanime ese deseo de creer y confiar en el otro.
INVICTUS
En la noche que me envuelve
negra como el abismo insondable,
yo agradezco al dios que fuere
por mi espíritu inconquistable.

En las azarosas garras de las circunstancias
yo he gemido pero no he llorado
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de furia y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
                                       Poema escrito por William Ernest Henley en 1875, que Mandela entrega al capitán del equipo de rugby para animarlo a ser líder de su causa, buscando el éxito. 
http://www.eltiempo.com/gente/entrevista-con-el-periodista-john-carlin_12890270-4
 

jueves, 5 de septiembre de 2013

UNA FAMILIA EN APUROS

 
Llamada también “Abuelos al poder”. Esta comedia americana fue dirigida por Andy Fickman y fue estrenada en diciembre de 2012. La historia se ubica en una familia compuesta por los padres y tres hijos que deben dejar al cuidado de sus abuelos mientras ellos viajan de vacaciones a otra ciudad. No es fácil hacerlo cuando sus hijos desconocen la forma de vivir de sus padres y jamás han estado encargados de esta tarea, que supone un total control del hogar y manejo de tecnicismos propios; es decir con una “casa inteligente” que  desconocen por completo.  Viejos y nuevos métodos de enseñanza chocan hasta encontrar técnicas ajustables a la realidad y a la forma de ser de estos pequeños. Al parecer es una película para divertirse, pero con un contenido valioso sobre la educación de los hijos y el valor de los abuelos en la vida actual.
 
Las familias crecen ahora con muchas dificultades y generalmente, son los abuelos quienes ayudan a que este proceso sea menos fatigante porque ellos equilibran esa relación de padres e hijos y hacen que las exigencias de una y otra parte sean más manejables. Son los abuelos quienes tienen la sabiduría que va dando la vida y enfrentan las situaciones con menos temores a equivocarse; ya saben reconocer el error y no le temen a ello. En contraste con esto, vemos en el extremo a padres imbuidos en el mundo de la tecnología queriendo buscar la perfección y por ende, intentando estar más cerca de los hijos. ¿El resultado? Claramente nos lo muestra esta película: Una familia en apuros. Se da en ella marcados abismos generacionales que por un lado muestran a los padres imbuidos en teorías de la perfección, llenos de rigidez y tecnicismos; y por otro lado, a los niños tiranizados por los adultos, con agenda y sin control del tiempo. Reciben una educación experimental, tan de moda e impersonal y tan llena de tecnicismos, que se teme decir NO y se vive con todos los derechos, pasando por el umbral de la permisividad muy fácilmente.

Una película recomendada para parejas jóvenes que deben comprender la diferencia entre lo real y lo virtual, y sacar a flote ese sentido común que se ha ido perdiendo en nuestra sociedad. Muchos contrastes podrán apreciar con mucho humor, aunque también con algo de melancolía. Hay que reconocer que se pierde igual, por exceso o por defecto. Vale la pena anotar el comentario de una de nuestras compañeras: "Somos la última generación que le tuvo miedo a los padres y la primera que le tiene miedo a los hijos".
 

lunes, 2 de septiembre de 2013

DELICADEZA

 

Resulta difícil romper con los estereotipos valorados por el cine para el acercamiento de un hombre y una mujer y, precisamente, para establecer una relación de pareja. Siempre se ha buscado el encuentro fácil de dos estrellas que formalizan una relación, cargados de belleza y de atributos y los pone frente a frente para realizar las vivencias propias del formato propuesto. Sin embargo, en esta película del año 2011, dirigida por los hermanos David y Stéphane Foenkinos y protagonizada por Audrey Tatou, la situación cambia y el resultado es un formato raro que va desde lo simple y común a lo tierno e inesperado.  Con una visión diferente se reivindica la fuerza de lo sensible, lo sencillo, lo noble y bondadoso. Muestra en ella cómo reconciliarse con la vida: aunque ésta nos golpee hay que seguir adelante, aunque se nos mueran los seres que amamos, hay que continuar con ella. Es el caso de Nathalie, una joven que desborda pasión y vitalidad, y de pronto debe asumir inesperadamente la muerte de la persona que ama y elaborar su duelo de manera rápida pues ha empezado un trabajo que tiene la inmersa y la convertirá en una brillante trabajadora. Su jefe se ha enamorado de ella, pero esto poco le interesa a Nathalie. Después de algunos años, un día cualquiera y sin ninguna razón, ella sufre un arrebato en el que le da un beso apasionado a uno de sus compañeros de oficina, Markus (Francois Damiens), que jamás se había atrevido a mirarla. De inmediato, él inicia un proceso de conquista en el que no tiene éxito, ya que ella lo desconoce por completo. Continúan sus encuentros en la empresa en los que él con infinita bondad y ternura, aunque con torpeza e inseguridad, insiste en su tarea de lograr un acercamiento a ella. Poco a poco es aceptado y para sorpresa de todos logran traspasar la barrera de la amistad.
Al parecer, la protagonista de esta película vuelve a la vida a través del amor que se va tejiendo en la cotidianidad, con esas cosas simples y con esa alma de niño de su compañero que termina “escondiéndose en el jardín de su corazón”. Logra entrar allí con respeto, dejándola ser y encontrando una mejor versión de sí mismo. Porque él, a pesar de ser un nórdico inexpresivo y poco agraciado, le da equilibrio y sostén a ella. Así todo el mundo se sorprenda y vea esta relación como improbable. Una historia que muestra lo impredecible que puede llegar a ser enamorarse. Una comedia francesa que recaudó seis millones de dólares en este país  y estuvo nominada a los premios César en las categorías de mejor ópera prima y mejor guión adaptado.