Dedicada a la memoria de mi madre, Sara E.
Zermogilo, detenida y desaparecida el 13 de octubre de 1979.
A mis hermanos, mis padres y mis hijos.
Y a todos los hijos, nietos, militantes y a
todos aquellos que han conservado la fe.
Después de haber realizado el
documental Nietos sobre los nietos
recuperados por las Abuelas de la Plaza de Mayo, el director argentino Benjamín
Ávila aparece en el 2011 con su ópera prima Infancia clandestina. Una película con marcado acento
autobiográfico en la que muestra parte de sus vivencias en su país donde
padeció la dictadura del régimen militar que tomó el poder en 1976. En medio de
la clandestinidad y después de un largo exilio, Juan (Teo Gutiérrez) llega a Argentina,
con su pequeña hermana y sus padres Cristina (Natalita Oreiro) y Horacio (César
Troncoso) que acatan los ideales de la lucha armada. Ernesto es el nombre que se le da a este
muchacho de 12 años que intenta llevar una vida normal, con sus obligaciones
escolares, sus amigos, sus reuniones, y María, su primer amor; pero es testigo
de todo lo ocurre en casa. Su padre y su madre abrazan las armas cuyas
municiones llegan camufladas en cajas de maní con chocolate, orientan a militantes
de la contraofensiva montonera que aparecen a oscuras y en medio de vendajes, y
le indican a Ernesto donde debe refugiarse con su hermanita cuando escuchen
sirenas. El niño todo lo ve, todo lo observa. Un día llega su abuela, también
vendada y le plantea a su hija la urgencia de integrarse a la normalidad, lo
que desata una fuerte discusión entre ellas. Logra insertar a su tío en su
corazón por la calidez y la confianza que éste le transmite en sus diálogos, y
termina rechazando su muerte y muchas más. ¿Cómo combinar sus
experiencias infantiles –colmadas de amor y de entusiasmo- con ese mundo
cargado de temores y de conflictos?
“No te traiciones
nunca”
“La fidelidad a los ideales jamás puede cerrar las puertas al
deseo” Tío Beto
Después de experimentar el dolor causado por el fanatismo de esta pareja
de padres guerrilleros, entregados a la militancia política, no podemos ocultar
nuestro cuestionamiento respecto al derecho que tienen de involucrar a los
niños en su lucha. No justificamos tanta hostilidad y violencia en las que se ubica
a gente inocente, ni mucho menos envolver
a la infancia en ese manto de sangre y de oscuridad. Por fortuna esos ideales
de las luchas armadas han ido desapareciendo para dar paso a diálogos y
encuentros de paz que favorecen la esencia humana y la liberación de tanta
esclavitud. Es imposible pensar que una familia guerrillera pueda supervivir en
medio de la resistencia armada y que sus hijos paguen un costo político de esas
propociones. ¿Cuáles son entonces sus prioridades? La
mirada de este niño introvertido, que algunas veces tiene matices oníricos,
termina dando la razón en un film donde la clandestinidad y la memoria están siempre
presentes.
Una película bien manejada, con
un acierto enorme al emplear imágenes artísticas al estilo del comic policíaco para
reemplazar las escenas violentas que tanto impactan al espectador. Excelente fotografía
y valioso trabajo de los actores especialmente el del niño que actúa con una conmovedora
convicción. Nominada en los Premios Goya a la Mejor Película
Hispanoamericana en el 2012 y elegida por la Academia Argentina para representar
a su país en los premios Oscar. Ganó el Premio Casa de América en el Festival
de San Sebastián.