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jueves, 4 de diciembre de 2014

SECRETOS DE ESTADO

"La lealtad es la única moneda confiable"
 

 
Esta frase enmarca el sentido de la película del año 2011 The Ides of March o Secretos de Estado donde desaparece toda muestra de lealtad para dejarnos ver un espectáculo de magia dominado por el ego y la vanidad. Un juego perverso que tiene como protagonista a la política con su discurso prefabricado, buscando acaparar cada vez más adeptos y sin darle la más mínima importancia al electorado, a los ciudadanos de un país. Porque no importan los medios, lo importante es el fin, como lo decía Maquiavelo en su famosa frase “El fin justifica los medios”. Y no hay temor, ni arrepentimiento por haber actuado contra principios éticos, lo único que interesa es llegar triunfante a la meta. La corrupción y el fraude hacen su aparición a nombre de un partido o de un programa político en época electoral, así aparezcan los medios de comunicación con su papel fiscalizador. Porque los jueces juzgan y condenan sin compasión, pero muchas veces se involucran en estos juegos de poder que terminan acaparándolos y confundiendo su preparación ética. Desaparece entonces la lealtad, esa moneda confiable cuyo nombre se desconoce en la mayoría de los ambientes donde el hombre ansioso de poder hace su aparición. ¡Hasta donde llegamos los seres humanos por el poder!
Esta película es la caricatura de una campaña política a la presidencia de los Estados Unidos, instaurada en el año 2004 por el candidato demócrata y gobernador de Pensilvania Mike Morris, representado por George Clooney quien es también su director. Su protagonista Stephen Meyers (Ryan Golsling) es uno de sus asesores y el jefe de campaña es  Paul Zara (Philip Seymour Hoffman); ambos trabajan para la elección de este político que se enfrenta a un candidato republicano. En ellos domina el afán de ganar. Los discursos y promesas se adecúan al sentir de la gente representando sus intereses, y las palabras empleadas tienen la fuerza de quien las vive y las expresa realmente. Poco interés despierta si lo prometido se cumple, y los políticos y amigos que dan su apoyo solo buscan retribución. Se hace lo que sea con tal de ganar, así prime lo incorrecto, y se enloda una campaña para seguir con el juego sucio de la política. Es el caso del protagonista Stephen Meyers que se olvida de su carrera y sigue con sus ambiciones de poder, haciendo caso omiso a la palabra prometida, a la verdad y a los valores de la vida.