"El
perdón libera el alma y elimina el miedo. Por eso es un arma tan poderosa".
“¿Cómo ha
podido pasar 30 años en una celda minúscula y luego salir y perdonar a los que
lo encerraron ahí?”
"Si
no puedo cambiar cuando las circunstancias lo demandan, ¿cómo puedo esperar que
los demás lo hagan?"
"La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".
“El deporte tiene el poder de cambiar el mundo. Tiene el poder de inspirar, el poder de unir a la gente de un modo que pocos consiguen”.
“El deporte tiene el poder de cambiar el mundo. Tiene el poder de inspirar, el poder de unir a la gente de un modo que pocos consiguen”.
Mandela: ¿Qué posibilidades tenemos de ganar
la copa mundial de rugby?
Asesor: Según los expertos no podremos pasar de cuartos de final.
Mandela: Según los expertos, tú y yo deberíamos seguir en la cárcel. Y aquí estamos presidiendo el país.
Asesor: Según los expertos no podremos pasar de cuartos de final.
Mandela: Según los expertos, tú y yo deberíamos seguir en la cárcel. Y aquí estamos presidiendo el país.
Un ejemplo total de reconciliación a través
de un guía que cambia la mentalidad de un país es la esencia de Invictus. La imagen es Nelson Mandela. Un hombre
grande que sembró el perdón después de pasar más de 27 años en una cárcel y se
atrevió a rescatar a Sudáfrica de las garras del Aparheid, buscando la igualdad
entre todos, negros y blancos. Y lo hace a través de un lenguaje
universal, el deporte. Así Mandela, ya liberado y
ejerciendo como presidente de su país, busca al capitán del equipo de rugby,
Francois Pienaar, y juntos crean la manera de conseguir que su equipo pueda
llegar a la final de la Copa del Mundo de ese deporte en 1995. Extraordinario que alguien
quiera dar una imagen política mediante el deporte y más válido aún que a
través del ejemplo de un equipo se empiece a generar identidad en una nación
que por años estuvo sometida a discriminaciones raciales. Mandela logra
entonces equilibrar las aspiraciones de los negros con los temores de los
blancos, sin acabar con ningún grupo, ni tratar de vencerlo, sino de balancear
esta relación. Toda una obra centrada en el perdón y en la reconciliación que
tuvo eco en todo un país que pudo cambiar de opinión, no con temor sino con
persuasión. Hay que ceder para poder perdonar es lo que promueve este líder de
la liberación étnica con un mensaje de paz y de tolerancia. El relato de este
milagro lo hace John Carlin, el autor del libro El factor humano en el que se
basó el director de esta película, Clint Eastwood.
Queda la
reflexión para nosotros, los colombianos, que no hemos podido lograr nuestra
identidad. Se hace necesario pensar en nuestra historia y en todas en todas las
exclusiones sociales que a diario vivimos. Tenemos tristezas en casi todas las
familias de nuestra patria y el odio y la venganza luchan por imponerse de un
modo visceral. La parte económica domina y la corrupción se implanta hasta el
punto de que todos queremos salir adelante sin importar cómo. Urge
entonces la búsqueda de soluciones. Los tiempos cambian y nosotros tenemos que
cambiar. Empezar por cambiar nuestro ser en el decir. Hemos llegado a un
lenguaje “guerrerista” que invade todas las esferas de nuestra cotidianidad.
Hay que desarmar el lenguaje, empezando por la televisión, lo que exige un manejo
diferente de éste por otro que pueda
sembrar la pedagogía que necesitamos para perdonar y renovarnos. Una
transformación que impregne todas las relaciones y reanime ese deseo de
creer y confiar en el otro.
INVICTUS
En la noche que me envuelve
negra como el abismo insondable,
yo agradezco al dios que fuere
por mi espíritu inconquistable.
En las azarosas garras de las circunstancias
yo he gemido pero no he llorado
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de furia y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
negra como el abismo insondable,
yo agradezco al dios que fuere
por mi espíritu inconquistable.
En las azarosas garras de las circunstancias
yo he gemido pero no he llorado
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de furia y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.
Poema escrito por William Ernest Henley en 1875, que Mandela
entrega al capitán del equipo de rugby para animarlo a ser líder de su causa,
buscando el éxito.
http://www.eltiempo.com/gente/entrevista-con-el-periodista-john-carlin_12890270-4
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