“No somos felices sólo por ser libres, si lo somos. Ni por tener
educación, si la tenemos.
Pero la educación puede ser el medio que nos permite descubrir que somos
felices.
Nos abre los ojos, nos dice dónde hay placeres ocultos, nos muestra que
tan sólo
hay una libertad que tiene
verdadera importancia: la de la mente.
Y nos da la seguridad, la confianza para recorrer el camino que esa
mente,
nuestra mente educada nos ofrece”.
Tres personas en una
protagonizan esta película que pretende mostrarnos la vida de la librepensadora irlandesa y una de las mentes
más brillantes de Inglaterra a finales del siglo XX, Iris Murdock. Una mujer
que brilló en Oxford donde hizo su carrera de filosofía y continuó mostrando
sin temor su carácter fuerte, su mente avasalladora y su espíritu libertino. La
conferencista, la joven y la anciana Murdock se acercan a nosotros en una
presentación alterna que va al pasado y regresa al presente para retratar la
juventud y la madurez de esta reconocida filósofa y novelista, autora de 26
novelas y numerosos ensayos. Esto sin olvidar la presencia de John Bayley, un
reconocido profesor de literatura de la Universidad de Barton, con quien vivió
por 45 años y fue su apoyo incondicional en los dos últimos años de su
existencia cuando tuvo que enfrentar la enfermedad de Alzheimer. Una historia
de amor, un mensaje de vida y una muestra de la esencia humana.
“El amor verdadero
tiene el sello de imborrable”.
“El amor es el
idioma que todos entienden”.
Iris Murdock enseña con su obra y a través de su
vida cómo ser libres y buenos, y cómo disfrutar del amor y encontrar la
felicidad. Temas que van de la mano con la educación y con la importancia de la
libertad de pensamiento. Conceptos que la escritora logra plasmar en su trasegar
por el mundo con los más altos honores, pues con su esposo John Bayley da
muestra de un amor conyugal sincero que puede enfrentar todas las dificultades
y lograr superarlas. Juntos funden sus sueños y animan todas sus esperanzas. Juntos
rescatan el concepto de matrimonio y comparten los momentos más felices y más difíciles
de sus vidas. Juntos son capaces de sobrellevar una enfermedad que transmite la
ausencia del mundo y destruye hasta lo más íntimo de cada ser. Porque entablan
una lucha que tiene el precio de mantener la luz de esta gran mujer, así les
cueste bucear en este mar de la memoria que termina siendo el mismo mar de la
oscuridad. Bayley se convierte entonces en su salvador. Es quien le regala las
palabras –su mayor y más valioso tesoro- que ya no puede entrelazar y construye ese
puente que ella necesita para salvarse. Finalmente, de su mano, Iris logra
avanzar a esa otra estancia donde encontrará la paz. Duele verla, y es un dolor
que acompaña a la soledad y al temor de no ser. Por fortuna, este miedo a la
pérdida de la conciencia o casi muerte lo vemos compensado por el más grande amor,
única forma de sobrevivir al dolor.
En 97 minutos podemos disfrutar de
esta película inglesa del año 2001 protagonizada de manera magistral por Kate
Winslet, Judi Dench -nominadas al Oscar a mejor actriz principal y secundaria- y
Jim Broadbent, ganador del Oscar al mejor actor secundario. Su director,
Richard Eyre, tuvo como base el libro Elegía
a Iris escrito por John Bayley.