El interés por encontrar la
huella de la sangre es el móvil de esta película de 98 minutos que tiene una
fotografía y una música excepcionales. Este drama fue hecho en el año 2016 por
el director francés Philippe Lioret que también aportó su propio guión, en compañía
de Natalie Carter. Compitió en la sección oficial de largometrajes del Festival de Valladolid y fue candidata a los Premios Goya 2018.
No será fácil para Mathieu, que
reside en París, enfrentar la realidad de la muerte de un padre que no conoce y
que ahora que fallece decide ir a Canadá a averiguar sus orígenes. Allí será recibido
por Pierre, el mejor amigo de su progenitor, y al mismo tiempo descubrirá que
tiene dos hermanos. Poco caso hará a las instrucciones de quien lo recibe, que
le insiste en aceptar un cuadro valioso como herencia y volver de inmediato a su
país. Nadie conoce a Mathieu - interpretado por el actor Pierre Deladonchamps-,
ni nadie sabe de su existencia, pero este decidirá quedarse y abandonar por
unos días sus compromisos como padre de un hijo pequeño recientemente
divorciado y como vendedor de una empresa de productos para mascotas. Encarará a
Pierre, temeroso de su presencia, y se acercará a esta familia donde descubrirá
muchas situaciones que cambiarán el rumbo de la película.
El hijo de Jean es un
film que se centra en las relaciones humanas, en la idea de demostrar la
fortaleza del vínculo paterno-filial y en los errores que se cometen en la
juventud cuando se tiene a una mujer que se ama con el fruto del amor en su
vientre. Impacta la imagen de los protagonistas, el suspenso que se genera ante
muchos silencios en los que solo hablan los gestos, y el dolor por tener un
hijo y ni siquiera poderlo abrazar. Una historia
sobria, con diálogos intensos y sencillos, desarrollada en un ambiente
hostil que contrasta con la belleza de espacios abiertos y naturales de
Canadá.