Vicky (Rebecca Hall), es una mujer discreta y reflexiva, próxima a casarse, que llega a Barcelona con su gran amiga a disfrutar de sus vacaciones de verano. Cristina (Scarlett Johansson), apasionada por la fotografía, es su acompañante, ambiciosa y entusiasta, amiga del arte y de la bohemia que quiere vivir la vida sin mayores compromisos. Barcelona las recibe con todo su encanto de ciudad bonita y de placeres mediterráneos. Allí ambas conocen a Juan Antonio (Javier Bardem) un artista encantador que logra seducirlas libremente, sin engaños, hasta que en ellas se produce un cambio que, paradójicamente, las aferra a sus sueños y a sus diferentes maneras de relacionarse con el mundo. Conocerán también a María Elena (Penélope Cruz) la ex mujer de Juan Antonio, que aparece por épocas con su locura a bordo, para hacerlo víctima de sus caprichos. Vicky debe continuar con sus planes de matrimonio pues causaría mucho dolor si no tuviera la valentía de renunciar a este nuevo amor. Por su parte, Cristina abandona este encuentro en el que es feliz, pero debe darle un respiro a su compañero y seguir en la búsqueda de su verdadero camino. Y Juan Antonio quedará en Barcelona luchando a ratos con su temperamental ex mujer que no puede abandonar pues forma parte de su vida. Así, Vicky Cristina Barcelona nos ofrece una historia en la que la búsqueda de la felicidad no significa estar bien, pues “no es suficiente para ser feliz”.
Vicky Cristina Barcelona es un título muy interesante para esta comedia romántica, escrita y dirigida por Woody Allen en el año 2007. Obtuvo un Oscar a la mejor actriz secundaria con Penélope Cruz y un globo de oro como mejor película en el 2008. Con el propósito de mostrar a Barcelona como lo hizo con Manhattan, “a través de sus ojos”, Woody Allen hace de esta ciudad una nueva protagonista. En espacios abiertos, bajo la luz del Mediterráneo, la arquitectura de Gaudi y las obras de Miró, cargada de atracción y romanticismo, podemos vivir en 96 minutos una historia de amor con todas sus alegrías y tristezas. Utilizando un buen recurso narrativo, al parecer divertido, Woody Allen trata de mostrarnos con ironía todo lo que sucede entre el amor y el deseo, entre la comodidad y la vida bohemia, entre la simplicidad y la atracción. Con el argumento de “Sólo el amor inalcanzable puede ser romántico” captamos un sinnúmero de obstáculos y limitaciones que niegan a sus protagonistas la posibilidad de conquistar a esa persona soñada y enamorarla libremente. Vemos entonces a Vicky con su extrema racionalidad, a Cristina con su espíritu aventurero, y a María Elena con su violencia y exaltación que no pueden salir de ese juego de inestabilidad sentimental, aunque logran disfrutar de la felicidad por breves instantes. Y a partir del juego que adquiere más brillo, encontramos a Vicky sumida en la indecisión ya que debe elegir entre escoger un mundo seguro y perfectamente planeado, o dejarse llevar por la libertad que le proporciona un amante seductor.
Una película que analiza los valores y conflictos de la vida cotidiana, enseñándonos a sortearlos y a no involucrarnos en esos estereotipos que solo llevan a comprender que nada es absoluto. Con una excelente música, caracterización y escenografía, Vicky Cristina Barcelona pone en escena las actuales relaciones de pareja al tiempo que realiza un buen análisis del sentido de la vida. Un film en el que podemos ver toda la sinceridad que emana su protagonista masculino, que no es más que la de su mismo director.