Alice Munro, con sus tres relatos: Destino, Pronto y Silencio, inspira a Almodóvar en la producción de Julieta. Él cuenta que intentó unificarlos a través de este personaje central y que finalmente se dejó llevar por su propia historia que tiene como protagonista a a una madre. «Ya
he hecho muchas películas sobre madres. Pero esta es la más vulnerable,
débil y con poca capacidad para luchar de mi carrera, que posee cierta
resistencia pasiva en comparación con el resto de madres. Como guionista la
hago sufrir pérdidas irreparables que la van minando. Al final es un zombie que
camina por las calles sin esperanza». De esta manera, su productor confiesa su cercanía
con la protagonista, una mujer mayor que lo ubica en su tiempo y que solo ahora, cuando ya es mayor, puede identificarse con ella, con su dolor y sus miedos.
Julieta aparece en dos personajes: la joven enamorada (Adriana Ugarte),
madre de Antía y compañera de Xoan, que asume las venturas de la vida con placidez
y valentía; y la mujer madura de 52 años (Emma Suárez), sola, triste y desesperada que no
ha podido entender el abandono de su hija. De nuevo, vemos al mar, bello y
voluptuoso, como un protagonista más que se encarga de traer el duelo a una
familia que disfruta de su compañía. Inexplicable la conducta de la hija quien
durante 14 años ha desaparecido sin dejar huella alguna en su mundo familiar.
Hay misterio y dolor ante la presencia de su nombre y Julieta se trasforma por completo
en su intento por hallarla. Abandona a su actual compañero y se entrega a un sentimiento desgarrador que no tiene límites cuando
contempla la esperanza de poderla encontrarla.
Más mujeres y más madres aparecen en esta película
que explora las vivencias femeninas y da énfasis a la lucha de esta madre por
recuperar a su hija porque es grande el dolor de quien la ha perdido, sin justa
razón y sin explicación alguna. Muy valiosa la forma de acercarse a ella a
través de las palabras, en una confesión escrita colmada de secretos, que duele
y acerca al espectador a este drama tan cercano al mundo femenino. Una valiosa producción de 96 minutos cargada de silencios y de variadas sensaciones. Es la película número 20 de Almódovar que aspira llevarse el Oscar de
Mejor Película Extranjera el próximo año.