Llamada también “Abuelos al poder”. Esta comedia americana fue dirigida
por Andy Fickman y fue estrenada en diciembre de 2012. La historia se ubica en
una familia compuesta por los padres y tres hijos que deben dejar al cuidado de
sus abuelos mientras ellos viajan de vacaciones a otra ciudad. No es fácil
hacerlo cuando sus hijos desconocen la forma de vivir de sus padres y
jamás han estado encargados de esta tarea, que supone un total control del
hogar y manejo de tecnicismos propios; es decir con una “casa inteligente” que desconocen por completo. Viejos y nuevos métodos de enseñanza chocan
hasta encontrar técnicas ajustables a la realidad y a la forma de ser de estos
pequeños. Al parecer es una película para divertirse, pero con un contenido
valioso sobre la educación de los hijos y el valor de los
abuelos en la vida actual.
Las familias crecen ahora con muchas
dificultades y generalmente, son los abuelos quienes ayudan a que este proceso
sea menos fatigante porque ellos equilibran esa
relación de padres e hijos y hacen que las exigencias de una y otra parte sean
más manejables. Son los abuelos quienes tienen la sabiduría que va dando la
vida y enfrentan las situaciones con menos temores a equivocarse; ya saben
reconocer el error y no le temen a ello. En contraste con esto, vemos en el extremo
a padres imbuidos en el mundo de la tecnología queriendo buscar la perfección y
por ende, intentando estar más cerca de los hijos. ¿El resultado? Claramente
nos lo muestra esta película: Una
familia en apuros. Se da en ella marcados abismos generacionales que por un
lado muestran a los padres imbuidos en teorías de la perfección, llenos de
rigidez y tecnicismos; y por otro lado, a los niños tiranizados por los
adultos, con agenda y sin control del tiempo. Reciben una educación
experimental, tan de moda e impersonal y tan llena de tecnicismos, que se teme
decir NO y se vive con todos los derechos, pasando por el umbral de la
permisividad muy fácilmente.
Una película recomendada para parejas jóvenes que deben comprender la diferencia entre lo real y lo virtual, y sacar a flote ese sentido común que se ha ido perdiendo en nuestra sociedad. Muchos contrastes podrán apreciar con mucho humor, aunque también con algo de melancolía. Hay que reconocer que se pierde igual, por exceso o por defecto. Vale la pena anotar el comentario de una de nuestras compañeras: "Somos la última generación que le tuvo miedo a los padres y la primera que le tiene miedo a los hijos".
Una película recomendada para parejas jóvenes que deben comprender la diferencia entre lo real y lo virtual, y sacar a flote ese sentido común que se ha ido perdiendo en nuestra sociedad. Muchos contrastes podrán apreciar con mucho humor, aunque también con algo de melancolía. Hay que reconocer que se pierde igual, por exceso o por defecto. Vale la pena anotar el comentario de una de nuestras compañeras: "Somos la última generación que le tuvo miedo a los padres y la primera que le tiene miedo a los hijos".
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