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viernes, 5 de octubre de 2018

PÁJAROS DE VERANO


“Interpretar a Úrsula es volver a llenarme de mis raíces, volver a mi tierra y tener la dicha de representarla con toda la honestidad y la pureza. Mi vida se la he dado a ella”, afirma Carmiña Martínez.

"Estábamos buscando una mirada femenina en un género que es absolutamente masculino, y que además la historia siempre se cuenta desde la voz masculina. Buscamos las historias que no nos habían contado y las historias que estaban en silencio" cuenta Cristina Gallego.




“Claro que teníamos una responsabilidad con esta película, sobre todo después de lo que pasó con El abrazo de la serpiente, pero en el mismo momento en que empezamos a hacerla me di cuenta de que esta historia era grande, más grande. Algo que jamás se había hecho”, cuenta Ciro Guerra.


"Hay que cumplir con la palabra, así esté en contra de todo, es lo que representa a una persona Wayúu" afirma José Acosta.

Una película colombiana, de Ciro Guerra y Cristina Gallego, que figura entre las 11 opcionadas al Premio Oscar de mejor película extranjera para el próximo año, en su edición 91. Ya habíamos visto la nominación de El abrazo de la serpiente en el 2016 y ahora la dupla Guerra-Gallego ha hecho un trabajo que tiene los méritos para que se repita con mejores resultados. En ella se reflejan todas costumbres de la comunidad Wayúu, un grupo matriarcal que habita en el departamento de la Guajira, al norte de Colombia. Aquí tuvo lugar el inicio del narcotráfico durante los años 70, seguido con la “bonanza marimbera” que duró 10 años y terminó con la época más cruda de violencia y miseria para el país, promovida por los temibles carteles de la droga. Es una historia de amor y de familia, que se combinó con ambición, venganza, traición, odio y destrucción, y resintió los valores de los Wayúu que ahora esta producción intenta reivindicar.

Se inicia mostrando las vivencias de la cultura indígena Wayúu: sus creencias, sus ritos, el vestuario, las tradiciones (pago de dotes y arreglos matrimoniales), el papel de la mujer, los sueños, los palabreros, y el verdadero sentido de la palabra. Aparece entonces la familia indígena Wayúu liderada por Úrsula Pushaina (Carmiña Martínez), cuya hija, Zaida Pushaina (Natalia Reyes), acaba de finalizar el rito que la convierte en mujer, y ya puede contraer matrimonio. No es fácil para el futuro esposo, Rapayet Abuchaibe (José Acosta), cumplir con la dote impuesta por su suegra para hacerse merecedor de su hija. Al fin logra su aceptación, gracias a la venta de unos kilos de la hierba a los Cuerpos de Paz John F. Kennedy con la ayuda de su tío Rafael. Así sigue la historia que se desenvuelve en la Sierra Nevada de Santa Marta, saturada de cargamentos de marihuana, de productores, de vendedores liderados por Rafael, y de compradores americanos que llegan con sus avionetas y las envían repletas de esta hierba a Estados Unidos. Mucha sangre se derramará sobre la arena y muchos cambios irán diezmando a las familias de Úrsula y Rapayet hasta su total desaparición. Úrsula estará mediando en todas las decisiones, aunque terminará por imponerse la pérdida de los valores ancestrales que se cambió por el enriquecimiento ilícito y la violencia desmedida, llevando a las comunidades indígenas a perder su dominio y a entrar en un proceso de aculturación.
  
Cinco capítulos que constituyen cinco canciones de la cultura Wayúu (Las hierbas salvajes, Las tumbas, La bonanza, La guerra y El limbo)  dan forma a Pájaros de Verano con un estilo emotivo y conmovedor. Se destaca también por la magia de su historia y del sonido que ambienta esta producción, la fotografía magistral que muestra el encanto de esta parte de Colombia, el uso del idioma hablado por esta comunidad, la presencia constante de animales que aparecen como diásporas, el papel del palabrero con un poder semejante al de la mujer ya que la palabra goza de gran respeto, y especialmente el rol de este ser femenino que también transmite el apellido y el linaje. Una producción valiosa que ha iniciado un importante recorrido internacional y ya empieza a cosechar valiosos premios.

Si hay familia, hay honor. Si hay honor, hay palabra. Si hay palabra, hay paz”