Antonia, una mujer librepensadora y respetuosa
del pensamiento del otro, asume con autonomía el liderazgo de una familia que
crece a su alrededor en un ambiente campestre holandés alrededor del año 1945,
después de la II Guerra Mundial. A su lugar de origen, regresa convertida en
madre de una hija y con ella asume la tarea de salir adelante y ser ejemplo de
lucha y de entrega desmedida al otro. En 50 años, logra cambiar el entorno frío,
machista y oscuro donde vive por un lugar acogedor donde todos tienen cabida y
se respira un diálogo de miradas que fomenta la paz y la concordia. Antonia es
la autoridad moral de su grupo familiar y social, una persona de avanzada y
demasiado generosa que respeta la diversidad y logra convertir el ambiente del
campo en un paraíso. Cuatro generaciones crecen allí, cada una con nombre de
mujer -Antonia, Daniela, Teresa y Sara-, capaces de crear en su poblado un
laboratorio de tolerancia, frente a un tradicional mundo masculino que intenta
sofocarlas y excluirlas.
Toda una reflexión sobre el tiempo humano que
va tejiendo la vida y va dando vueltas hasta asumir con simplicidad esa relación
hombre-naturaleza. Reivindica, a su vez, temas como el amor y el sexo tratados
con absoluta independencia por madres e hijas que tienen la habilidad de atraer
otras personas a su generoso clan. Un mensaje incluyente y solidario, cercano a
esa red que intentamos construir las mujeres en el quehacer diario; esa
búsqueda de una educación permanente capaz
de liberar ese potencial que nos asocie y nos permita la fraternidad. Muchos
otros mensajes se tejen en esta historia de espíritu feminista, ganadora del
Premio Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1996, dirigida por Marleen
Gorris y protagonizada por Willeke Van Ammelrooy.
La
directora holandesa Marleen Gorris, es una reconocida activista del movimiento
feminista, los derechos de las personas homosexuales y la libertad sexual en
general.