“No podemos vivir en el pasado”
“Las disculpas no
pueden ser vistas como una debilidad, sino como decencia”
“Las palabras son el
resultado de una ira que nunca sanó”
Un
insulto es la raíz de la violencia que aparece en esta película y que desata
un conflicto de grandes proporciones en los estrados judiciales y en las calles
de una ciudad del Medio Oriente, en Beirut, Líbano. Aquí vemos a Yasser -un
refugiado palestino musulmán- que insulta a Toni -un cristiano libanés- porque
este lo agrede lanzándole agua sobre su cabeza como rechazo a una obra que
aquel realizó en su balcón. ¿La razón? Toni inicia una persecución sin límites
contra Yasser porque no acepta las palabras de quien considera su enemigo y lo
obliga a que le ofrezca sus disculpas. Es un enfrentamiento con un
representante del grupo político religioso odiado para él. Yasser, que se niega
a acatar su petición, es llevado ante la justicia y día tras días su juicio se
agranda hasta adquirir enorme popularidad, no solo en el ámbito judicial sino
también en las calles, en la clase política y en los medios de comunicación.
Será un largo proceso en el que tanto la abogada defensora como el fiscal
tendrán mucho qué decir y mucho qué descubrir ante el público y ante las
cámaras.
Una muestra de la intolerancia y el rechazo al otro es lo que
nos plantea EL INSULTO. Este drama libanés del director Ziad Doueiri fue
nominado a la mejor película extranjera en la premiación de los Oscar de este
año. Un conflicto personal, al parecer trivial, adquiere grandes proporciones
como consecuencia del odio religioso e ideológico que se profesan los
contendores. Pertenecen a la sociedad libanesa donde aparentemente prima la igualdad,
pero es un territorio inestable tras la guerra de 15 años que soportó su estado
con los territorios palestinos, Siria e Israel. Quienes viven allí no han
podido superar el rencor y son marcadas las heridas y las disputas con quienes
comparten el mismo espacio, pero profesan religión, raza y prejuicios
diferentes.
Vale la pena resaltar el papel de los protagonistas y de sus
esposas. Dos parejas que se asemejan en su relación, dedicados al trabajo,
buenos esposos y con un modo de vida semejante, a pesar de la hostilidad que
los mueve. No les interesa el dinero para solucionar las dificultades; por
encima de todo buscan salvar su dignidad herida. Resulta también interesante la
relación de los abogados que intervienen en el caso -un verdadero impacto en la
película- y los argumentos que exponen para la defensa y la acusación del
incriminado. Y más valioso aún, el papel de las mujeres marcado por la
fortaleza y la comprensión de la situación aquí planteada. Ellas se oponen a la
intolerancia y dan un sí al acercamiento al otro: escuchando sus posiciones,
respetándolas y aceptándolas en aras del bien común. Duele porque el camino ha
sido duro y han quedado espinas de un pasado doloroso, pero vale la pena buscar
un entendimiento para reconfortar el corazón y encontrar una salida victoriosa.
Muy valiosa la intención de esta película, narrada de manera ágil y dinámica.
“Nadie
tiene exclusividad sobre el sufrimiento, todos sufrimos".