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COMPARTIR LOS COMENTARIOS Y OBSERVACIONES QUE HACEMOS DE LAS PELÍCULAS QUE DISFRUTAMOS EN NUESTRO TIEMPO LIBRE. GENERALMENTE TIENEN COMO TEMA CENTRAL A LA MUJER Y BUSCAMOS UN TIPO DE CINE QUE NOS PERMITA ACERCARNOS AL SER HUMANO CON PRUDENCIA Y LEALTAD.



jueves, 22 de agosto de 2013

LA FUENTE DE LAS MUJERES


  “La mujer es un pájaro
que anuncia el amanecer.
Es la energía
que hace avanzar el tiempo”.
 “Muchas hormigas baten a un león”.
“A nosotras las mujeres la paz no nos da miedo”.
 “¿Por qué hemos de tener menos voz y voto que los hombres sobre nuestro futuro? No debemos temer”.

Una protesta a los abusos cometidos contra la mujer árabe es la esencia de esta película. Nos representa la lucha de las mujeres de todas las edades en la cultura musulmana por lograr una igualdad de género, con argumentos firmes y actitud rebelde, hasta implantar una revolución sin armas. Así, encontramos cómo de manera pacífica, con humor y poesía, llegan a cambiar su realidad en un ambiente marcado por el aislamiento propio de países del tercer mundo; y por una interpretación de la ley islámica, acomodada a la conveniencia del más fuerte. Esto sucede en una remota aldea del norte de África, donde se carece de transporte y de contacto con el exterior, sin agua, ni electricidad, ni atención del estado. Allí, los hombres son tratados con benevolencia, y las mujeres son las encargadas de traer el agua desde una lejana montaña y buscar toda forma de manutención de la familia. Son esclavas de un trabajo que diezma sus vidas, pues muchas han muerto en los largos recorridos que deben hacer a diario para alcanzar la supervivencia de la población. En medio de esta situación, aparece una mujer joven llamada Leila (Leila Bekhi) que procede de una aldea diferente, que sí sabe leer y escribir, y no logra entender la actitud de sumisión de sus congéneres. Con la complicidad y la ayuda de la persona que ama, Sami, se empeña en cambiar las costumbres de este mundo rural, dando peso al trabajo del hombre y buscando dignificar la esencia femenina. Muchas dificultades debe vivir para lograr ese cambio y muchos rechazos encuentra entre sus habitantes por ser ella la que lo impulsa. Su propósito inicial es negarse a satisfacer los deseos sexuales de sus maridos hasta que ellos no lleven el agua al poblado.
A pesar del tema planteado, se vive en esta película una fiesta de principio a fin. Una celebración de la diversidad en el amor para evitar la violencia y hacer con ello un homenaje al cuerpo que se decide a decir NO. No al maltrato femenino, no al dominio del hombre, no al sometimiento de la mujer a los cánones de ellos y para ellos. SÍ, en cambio, al amor por la vida, a la búsqueda de esa fuente que inunda el alma de paz. Se asume el cuerpo como un botín de guerra, como un territorio marcado por la violencia, que logra alcanzar niveles de igualdad hasta lograr ese andar paralelo de hombres y mujeres. Se destaca también la presencia de la televisión mejicana cuando las mujeres entran en contacto con la civilización, una manera de hacer un paralelo con esta cultura caracterizada por el machismo tan presente en sus telenovelas. A esto se le añade la incursión del celular, como una sorpresa para el espectador que entiende esta transición de lo rural a lo urbano, y que es, a la vez, una invasión desmedida de la tecnología en el mundo moderno.
Con humor picante y con la presencia de la música árabe que inunda las trovas y la lírica de los juglares se hace toda una exhibición de la expresión folclórica en esta cultura que emplea el canto como protesta. El franco-rumano Rau Mihaileanu es el director de esta película del 2011, que fue nominada a los premios Cesar por mejor actriz y mejor vestuario.       
"Nunca hay que darse por vencido. La infinita pequeñez puede resultar más majestuosa que lo que parece más grande".