Una comedia sencilla que muestra la
cotidianidad, esa forma de vivir basada en el afecto y en el amor a los otros,
sin dinero y sin mayores exigencias. Todo un paralelo entre la cultura francesa y la
española, entre la frialdad que propicia poca integración y la manera de ser
abierta que lleva a romper estos paradigmas. Un grupo de mujeres de los años
60, procedentes de la España austera y reprimida de la época de Franco
manifiesta una alta dosis de complicidad en su diario vivir en un país como
Francia. Allí se desenvuelven libremente, son solidarias, alegres,
“guapachosas”, unidas y valientes; son “la sal de la vida”. Comparten sus
costumbres como las canciones, el baile, los dichos, la comida y la asistencia
a actos religiosos, y luchan por alcanzar sus derechos como un colectivo que es
víctima del maltrato con alto índice de violencia doméstica. En otras palabras,
se plantea el tema de la servidumbre y del machismo del que la mujer ha sido
víctima apoyada por la iglesia que
siempre ha promovido su papel de sumisa y servidora. Un papel que desconoce el
valor de la mujer como transmisora de la cultura y propagadora de los valores.
Jean Louis Joubert (Fabrice Luchini) reside en
un apartamento con su esposa Suzanne y sus dos hijos, con los que apenas intercambia
palabras pues son múltiples sus ocupaciones. El es un hombre solvente que se
dedica a las finanzas, ella es una mujer que atiende sus numerosos compromisos sociales
y sostienen una relación fría y estable. Sin embargo, aparece en el sexto piso
de su edificio un grupo de mujeres españolas que cambiará la vida de esta
familia. Son personajes alegres y divertidos que trabajan como criadas y
establecen una relación con Jean Louis que lo acercan a su mundo y lo
transforman definitivamente. A su vez, ellas reciben muchas ayudas de su parte ya que
habitan cuartos muy pequeños que carecen de toda comodidad y llevan a María
(Natalia Verbeke), la sobrina de una de ellas, a trabajar en su lujoso
apartamento como empleada doméstica. La paz de esta familia burguesa se
alterará con la presencia de este grupo de mujeres, lideradas por la actriz Carmen Maura que
intercambia con habilidad los idiomas francés y español, como intentan hacerlo
todas. Así, el territorio del sexto piso le dará a Jean Louis un nuevo aire,
una nueva concepción el mundo.
Phillipe Le Guay es el director de esta
película francesa realizada en el 2011 y ganadora de los Premios Cesar por
mejor actriz secundaria (Carmen Maura) y tres nominaciones en el Festival de
Berlín. Valiosa por el contexto histórico en que se desenvuelve, por la
ambientación y la música. Un buen regalo de este director que supo combinar de
la mejor manera el amor y el humor, la crítica social y la ironía. Un estilo sencillo para manifestar la bondad y la felicidad y para promover la solidaridad entre variadas culturas.
“Todo empezó a partir
de un recuerdo de infancia.
Resulta que mis padres emplearon a una criada
española llamada Lourdes, y pasé los primeros años de mi vida con ella. Terminé
pasando más tiempo con ella que con mi propia madre, hasta el punto de que al
empezara a hablar mezclaba el francés y el español”. Phillipe Le Guay