Todo un tratado para un estudioso de la
psiquiatría es esta película. En ella podemos ver una carga de conflictos
psicológicos que se generan en una familia de clase acomodada, carente de
valores de integración e interesada solo en las apariencias sociales. Una farsa
en la que dominan las actitudes hipócritas y cínicas, sin respeto por el otro,
sin diálogos sinceros e invadida de rostros fríos, ajenos a la sonrisa. Dominan las
relaciones tormentosas que parecen evadirse en una capa de oscuridad que se
extiende al ambiente donde no vemos claridad, ni definición en las imágenes. La
única luz aparece al final donde hay un manto de verdad que puede visualizarse
gracias a la presencia de la palabra y a la memoria guardada en el tiempo. Termina
así un silencio custodiado por años y con valentía se despojan las máscaras de
quienes han sembrado el miedo, la mentira y la violencia en esta familia. El
entorno tenso, presente también en los espectadores, llega a su fin.
El padre de la familia Klingenfeldt, miembro de
la alta burguesía de Dinamarca, llega a los 60 años y todos sus parientes y
amigos se reúnen para celebrarlo en una de sus mansiones. Sus tres hijos
también acuden y uno de ellos, Christian, aprovecha para descubrir ante todos
los asistentes verdades ocultas en el seno familiar por muchos años. Impacta su empeño como hijo mayor, por dar a
conocer el trato que él y Linda, su hermana gemela, recibieron de su padre cuando eran
niños, igualmente los motivos que llevaron a ésta a quitarse la vida en fecha
reciente. Lo hace de manera fragmentada e interrumpida a través de un brindis, en tres ocasiones
durante la cena y resulta duro enfrentar al padre ante todos los invitados,
pero necesita mitigar su dolor y liberarse de esta carga que lo ha mantenido
alejado de la familia por años. Una película de 105 minutos, escrita y dirigida
por Thomas Vinterberg y ganadora de varios premios entre ellos, el Especial del
Jurado en Cannes y el de Mejor Director en Gijón en 1998. Su director danés explicaba
-en esta época- la intención de hacer películas filmadas en ambientes
naturales, con cámara al hombro, sin música especial, sin trucos ni filtros, y
con sonido directo. Condiciones o normas estrictas que buscaban describir la
realidad de manera fiel, resaltando la
verdad profunda en cada relato.
“…. Era mucho peor cuando papá
se bañaba. Más inquietante, no sé si lo recordáis, pero papá siempre estaba
bañándose y siempre que lo iba a hacer nos cogía a Linda y a mí y nos llevaba
con él a su despacho, porque antes de darse un baño, mi padre, corría un
cerrojito, cerraba las cortinas y encendía una lamparita, entonces se quitaba
la ropa y nos decía que hiciésemos lo mismo. Luego nos tumbaba en un sofá de
color verde que ya no existe y nos violaba: utilizaba sexualmente a sus hijos
pequeños”.