Una secuencia de obras de arte es esta película
en la que cada imagen es una fotografía preciosa captada con sumo cuidado, de
ahí el placer de disfrutarla paso a paso. En ella percibimos una gran
sensibilidad que se extiende a muchos aspectos de la vida, en especial a la
comida. El abuelo y mentor del protagonista asocia las especias con los
sentimientos; de manera que la sal, la canela, la pimienta y el comino toman
fuerza y son medios útiles para lograr propósitos. Todos los olores y sabores que
condimentan los platos son la esperanza de una vida más armoniosa e invitan a
soñar con placer, pero también con nostalgia.
Fanis es un profesor de astrofísica griego que fue educado en
Estambul donde vivió con sus padres hasta la edad de siete años cuando fue
deportado con ellos a su tierra natal. A pesar de su corta edad, disfrutó de la
compañía de su abuelo turco Vassilis y de su sabiduría como cocinero y filósofo
que le daba gran importancia a la sal y a las otras especias. En la tienda de
Vassilis, este niño aprendió que tanto la comida como la vida requieren de
ellas y a su lado asimiló los secretos del arte de la cocina. Así, siendo muy
joven se hizo conocer en Atenas por sus recetas culinarias que daban sabor a la
vida de quienes lo rodeaban. Allí también fue testigo del enfrentamiento de las
culturas en las que creció y no pudo entender cómo Grecia y Turquía teniendo
los mismos olores y sabores fueran tan dispares en su apreciación del mundo. Al
llegar a los 35 años vuelve a Estambul en busca de su abuelo que se encuentra
enfermo y de Saime su primer amor, a los que no ha visto en todos estos
años. No será fácil para él este reencuentro con el pasado y con esta tierra
que le dio sus primeras enseñanzas.
Tassos Boulmetis es el director y guionista de esta película
griega del año 2003, con una duración de 108 minutos. Además de la fotografía
hecha por Takis Zervoulakos,
se destaca por la belleza de la música de Evanthia Reboutsika, propia de los países protagonistas. Representó a Grecia en la entrega de los premios Oscar de ese año cuando
fue recibida como “una obra maestra, no solo por ese deleite de los sentidos en
esta particular filosofía de la vida, sino también por mostrar esa tensión
Greco-Turca con un carácter sociohistórico”. Una agradable degustación de sabor
y deleite a los ojos nos ofrece este cine gastronómico cuya semejanza con lo astronómico nos resulta valioso ya que
parece regresar desde las estrellas hasta los platos de la infancia para
descubrir su verdadera esencia.
"Hay dos tipos de viajeros en la vida, aquellos que
parten y aquellos que retornan; los primeros miran el mapa, los segundos miran
al espejo".
"No mires hacia atrás, si miras hacia atrás los
recuerdos quedarán grabados para siempre como una promesa".