“Las
mujeres en la política van contra el orden divino”.
“La igualdad de los sexos es un pecado contra la
naturaleza”.
“La mujer debe permanecer callada en la sociedad,
lo dice La Biblia”.
Es 1971 y sorprende que Suiza, un país tranquilo que vivió ajeno a la guerra y a los
debates políticos del siglo XX, desconozca lo que es el derecho al voto en la
mujer. Allí los hombres hacen las leyes y gobiernan, ignorando la presencia de
ellas quienes deben permanecer calladas en la sociedad. Así mismo, se les niega
el derecho al trabajo, al conocimiento de su sexualidad y a todos los
privilegios que da la sociedad a los hombres. Urge salir de este oscurantismo y
debe darse una emancipación que promueva a la mujer y la aleje de esa situación
de desigualdad tan acentuada. En este año se da por fin dicha aceptación,
convirtiéndose en uno de los últimos países del mundo en aprobarla, y a partir
de entonces empieza la mujer a votar y a ser elegida a escala federal.
En este escenario, Petra Volpe escribe y desarrolla su película en un
pequeño pueblo, dándole protagonismo a Nora (Marie Leuenberger), una
mujer joven que tiene dos hijos pequeños y un esposo que se opone a sus deseos
de trabajar. Sin embargo, ella desafía el destino de las mujeres de permanecer
en casa y empieza su lucha por promover el sufragio femenino. No será fácil
para ella llevar a sus congéneres a una toma de conciencia de esta situación y
más aún, de vencer la resistencia masculina. Encontrará muchas amenazas y una
marcada oposición incluyendo su propio hogar, pero también un buen número de
aliadas que van despertando sus sentidos y abriendo un espacio para su
liberación. En otras palabras, se revelarán contra “el orden divino” que siempre
quiso ignorarlas.
“Los hombres hacen las leyes, pero esas leyes nos
afectan a todos”.
“Me da miedo estar sola”.
“Hay más soledad en el matrimonio que envejecer
sola”.
EL ORDEN DIVINO recibió, en el año 2017, tres galardones en el Festival de
Tribeca en la categoría de Cine Universal y fue propuesta a los Premios Oscar como
Mejor Película de Habla no Inglesa, aunque no resultó nominada. Este drama suizo,
con una bella fotografía de paisajes montañosos, mantiene al espectador atento durante 96 minutos a un proceso revolucionario y a un cambio político que se dará si las mujeres cambian de mentalidad y se unen tomando una decisión de valentía. Una película que consideramos valiosa, aunque exagerada en la
verbalización de contenidos eróticos que destapan un tema tabú y recalcitrante como
es el tema del sexo. Su directora acierta en la escogencia de su tierra natal como escenario y en el homenaje que hace a sus abuelas, eternas luchadoras por el derecho al voto.