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sábado, 4 de mayo de 2024

DÍAS PERFECTOS

¿Cómo imaginar los días perfectos para el protagonista de esta película, un hombre solo y de edad madura que vive en Tokio, y cuyo oficio es limpiador de baños durante casi 12 horas diarias? Quizás haríamos más preguntas en torno a su personalidad, su estilo de vida y su familia, y seguramente sabríamos de su lucha por la supervivencia. Sin embargo, con sorpresa encontramos una persona silenciosa, sonriente, rutinaria y satisfecha con la vida. Hirayama va todos los días a su trabajo donde limpia los baños públicos hasta dejarlos como nuevos, sin un asomo de molestia. Ama también los libros y la música, cultiva flores y plantas en su pequeña casa, levanta siempre la cabeza para saludar el día mirando al cielo, disfruta de la fotografía de luces y sombras que juegan en su vieja cámara frente a la naturaleza, recorre a diario puentes y largas avenidas para llegar al trabajo en su furgoneta o en bicicleta, y todavía posee casetes con música que lo entretiene mientras viaja. Estos y otros momentos muy particulares son sus actividades rutinarias. De pronto, llega su sobrina Niko a visitarlo, comparte con él unos días y, de esta manera, conoceremos algunos hechos de su pasado, que parece fue difícil y le producen nostalgia.

Toda una lección de vida nos ofrece Hirayama, interpretado por Kogi Yakusho, en la película Días Perfectos, dirigida por el alemán Win Wenders. Fue nominada al premio Oscar de este año como Mejor Película Internacional y ganadora del premio a Mejor Actor en el Festival de Cannes. En ella, su director da una mirada humanista a sitios inesperados, habitados por un ciudadano sencillo que ama los clásicos del rock y del pop (entre ellos Días Perfectos de Lou Reed) y que asume con dignidad su trabajo. Por ello, siempre lo vemos sonriente, en paz consigo mismo y en “un ahora que es ahora”, como él mismo lo dice; porque para él lo más importante es vivir el momento presente. En otras palabras, muestra una ética que le da inmenso valor a su esencia de hombre libre y al ambiente cotidiano que lo rodea, cargado de belleza y serenidad.  Un mensaje lleno esperanzas en los pequeños momentos del diario vivir que nos hacen felices.