Un tema oscuro, real y hasta -al
parecer- cruel nos plantea esta película. En ella se destaca el objetivo del
estado japonés: cuidar a sus ciudadanos, dándoles las pautas para ayudarlos a
morir dignamente, una vez hayan cumplido los 75 años. Esta propuesta aparece en
un país con una superpoblación que supera los límites de edad y se convierte en
un peso para la sociedad. A su vez, los jóvenes temen hacerse mayores y
emprenden una manera extraña de asumir su relación con los viejos. Así, quienes
hayan alcanzado esta edad pueden elegir el momento de morir, acompañados de una
ayuda económica de 1000 euros y de una logística particular. En otras palabras,
aparece la eutanasia “voluntaria” desempeñando su papel con el rigor que ella
representa. Una forma de evitar el creciente envejecimiento de la población.
Plan 75 es el primer largometraje de Chie Jayakawa, del año 2022 y con una duración de 105 minutos. Fue elegida para representar a Japón en la premiación de los Oscar 2023 y nominada en el Festival de Cannes 2022 a Mejor Ópera Prima, obteniendo una mención especial. Cuenta varias historias relacionadas entre sí, en las cuales los personajes mayores que aceptan su destino toman la decisión de usar este servicio. No obstante, la interpretación central está a cargo de Chieko Baisho, una mujer de 78 años que debe dejar su empleo de mucama en un hotel porque tiene la edad, pero se olvidan de que vive sola, carece de amigos y no tiene pensión. Deberá enfrentar la soledad y la condición del anciano que no posee oportunidades laborales, ni de vivienda; un problema que los gobiernos poco se ocupan por atender. A pesar de su apego a la vida, Chieko se ofrecerá como voluntaria, lo que le causará una profunda inestabilidad emocional, mientras llega el momento no deseado para ella. Finalmente nos preguntamos qué será mejor: ¿alargar la vida o ser parte de la solución que propone esta película?