Película mexicana del año 1977 dirigida por Arturo Ripstein y basada en la novela del mismo nombre, cuyo escritor es el chileno José Donoso en 1966. Fue uno de los primeros filmes mexicanos en abordar el tema de la homosexualidad masculina, que antes de los años 60 era escondido en la pantalla por ser un tabú muy controvertido. Este filme ocupa un lugar privilegiado, el noveno dentro de las 100 mejores películas del cine mexicano. En su momento ganó 4 premios Ariel, entre ellos el de Mejor Película, así como también el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cine de San Sebastián.
Aparece aquí un personaje como Manuela, una mujer trans o como otros dicen un hombre homosexual travesti que coquetea abiertamente desde su lugar de trabajo. Vive en un pueblo pequeño donde hay un prostíbulo, pobre y miserable, que le dejó su madre llamada La Japonesa. A esta le propuso Don Alejo, un cacique poderoso que quería adueñarse de todas las propiedades de este lugar, que sedujera a Manuela y la hiciera suya hasta embarazarla. Si lo lograba, le regalaría el local para que trabajara sin molestias, de lo contrario perdería para siempre este espacio de trabajo. De esta unión que parecía imposible, nace La Japonesita, quien crece al lado de Manuela y no la acepta fácilmente, siendo frecuentes los insultos y los malos tratos de la joven. Con el pasar de los años, La Japonesita está enamorada de Don Pancho, un camionero joven, “un macho” que llega al pueblo mexicano de manera casi oculta y demuestra atracción por Manuela. La película continúa y en ella se reproducirán escenas que hablan de la personalidad de Don Pancho, las razones de su rechazo en el pueblo, y su verdadera relación con las dos mujeres, madre e hija, que terminarán en una noche indeseable.
El lugar sin límites abrió un espacio a la comunidad LGBT+ en el cine mexicano. Así, esta historia, que se desarrolla en un prostíbulo, sumerge al espectador en un ambiente desolado, lleno de conflictos y deseos reprimidos, y con personajes que son explotados en una sociedad conservadora, machista y represiva. Sin embargo, Manuela no teme expresar su sexualidad y -cuando asume su papel- habla, camina, baila con desparpajo y enamora. Por eso, el mismo Donoso nos muestra "cómo la represión sexual puede llevar a la frustración y a la violencia, pero también cómo la liberación sexual puede ser una forma de resistencia y empoderamiento".