Nominada al Oscar como mejor película extranjera en el presente año -situación que vivió Chile
por primera vez- y ganadora en el 2012 del Festival Internacional del Nuevo
Cine Latinoamericano en la Habana y del Premio a la Mejor Película en la
Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes. Pertenece al género
político y está basada en la historia de Chile. Combina actuación con elementos
televisivos y al parecer luce mal hecha y presenta desorden, pero esa es la
intención de su director Pablo Larraín quien debió filmarla sin tomar distancia
de la época y de su memoria llena de recuerdos de los años 80. Tiene como apoyo
la obra teatral de Antonio Skármeta llamada “El Plebiscito” y cuenta en su
reparto con actores como Gael García, Alfredo Castro, Luis Gnecco, Antonia Zegers y Néstor Cantillana.
"CHILE, la alegría ya viene”
Cómo vencer el miedo con la ayuda de los medios
y de la publicidad es el tema de esta película en la que ejerce un punto clave
la psicología de masas. Una situación que muestra el poder de los medios capaces
de poner a la política como producto y como generadora de cambio después de una
larga dictadura. Así, vemos al militar Augusto Pinochet en 1988 –bajo la
presión de la comunidad internacional- invitando a su pueblo a participar en un plebiscito nacional que defina su permanencia en el poder. Los líderes de la
oposición convencen a René Saavedra (Gael García Bernal), un publicista creativo,
para que lidere su campaña televisiva en contra de la permanencia de Pinochet, en 15 minutos diarios durante un
mes. Con escasos recursos y el talento de este valioso joven se gesta un plan
capaz de enfrentar a los amigos del régimen y ganar el NO que llevó a Chile a la convocatoria de elecciones democráticos
de presidente y parlamentarios. En otras palabras, pudo reflejar elementos
sociales y políticos de la dictadura que la llevaron a su fin, y proclamar la
liberación de este pueblo sumido en la opresión. Un enfrentamiento duro al SÍ de los publicistas argentinos y de
los dueños del poder que pudo vencerlos y mostrar lo que se puede lograr a
partir de una visión positiva. Aquí se percibe claramente cómo con la ayuda de películas y grabaciones, se tomó
distancia de las palabras e imágenes grabadas en tiempo de la represión, y se
pudo salir adelante. Una campaña que con
ingenio y creatividad reveló la violencia, las torturas, las desapariciones y
las muertes durante 15 años de silencio, a través de mensajes positivos que
apuntaban a la renovación y a la alegría por un futuro mejor.
Mucha nostalgia destila esta película, como lo
reconoció su director, y también esa sensación de optimismo que dejó en los
chilenos un no al odio y a la violencia, y un sí a esa necesidad de vivir para el cambio.
"Si
pudiera dedicarle a alguien esta película seria a ustedes, al movimiento
estudiantil”. Gael García
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