"La lealtad es la única moneda confiable"
Esta frase
enmarca el sentido de la película del año 2011 The Ides of March o Secretos
de Estado donde desaparece toda muestra de lealtad para dejarnos ver un
espectáculo de magia dominado por el ego y la vanidad. Un juego perverso que
tiene como protagonista a la política con su discurso prefabricado, buscando
acaparar cada vez más adeptos y sin darle la más mínima importancia al
electorado, a los ciudadanos de un país. Porque no importan los medios, lo
importante es el fin, como lo decía Maquiavelo en su famosa frase “El fin
justifica los medios”. Y no hay temor, ni arrepentimiento por haber actuado
contra principios éticos, lo único que interesa es llegar triunfante a la meta.
La corrupción y el fraude hacen su aparición a nombre de un partido o de un
programa político en época electoral, así aparezcan los medios de comunicación
con su papel fiscalizador. Porque los jueces juzgan y condenan sin compasión,
pero muchas veces se involucran en estos juegos de poder que terminan
acaparándolos y confundiendo su preparación ética. Desaparece entonces la
lealtad, esa moneda confiable cuyo nombre se desconoce en la mayoría de los
ambientes donde el hombre ansioso de poder hace su aparición. ¡Hasta donde
llegamos los seres humanos por el poder!
Esta película es la
caricatura de una campaña política a la presidencia de los Estados Unidos, instaurada
en el año 2004 por el candidato demócrata y gobernador de Pensilvania Mike
Morris, representado por George Clooney quien es también su director. Su protagonista Stephen Meyers (Ryan Golsling) es uno de sus asesores
y el jefe de campaña es Paul Zara
(Philip Seymour Hoffman); ambos trabajan para la elección de este político que
se enfrenta a un candidato republicano. En ellos domina el afán de ganar. Los
discursos y promesas se adecúan al sentir de la gente representando sus
intereses, y las palabras empleadas tienen la fuerza de quien las vive y las
expresa realmente. Poco interés despierta si lo prometido se cumple, y los
políticos y amigos que dan su apoyo solo buscan retribución. Se hace lo que sea
con tal de ganar, así prime lo incorrecto, y se enloda una campaña para seguir con
el juego sucio de la política. Es el caso del protagonista Stephen Meyers que
se olvida de su carrera y sigue con sus ambiciones de poder, haciendo caso
omiso a la palabra prometida, a la verdad y a los valores de la vida.