Interesante llegar al tema de la monarquía y más aún protagonizado por una mujer: La reina Victoria. Una reina de la que se conoce su historia, la viuda de Windsor, marcada por la soledad y el luto permanente, pero poco se sabe de su adolescencia y juventud. Aparece entonces LA JOVEN VICTORIA, una historia humana en la que brilla el amor y la fuerza de una mujer que supo luchar en un mundo de hombres y aprender a tomar sus propias decisiones cuando apenas contaba con 18 años. En esta película, Emily Blunt, nominada al Globo de Oro como mejor actriz dramática, aparece representando a una joven de 16 años que muy pronto asumirá el trono de Inglaterra, como única heredera del rey William IV. Cuando es coronada reina en 1838, tras la muerte de su tío, debe hacer frente a muchas intrigas y conflictos políticos que se encargan de hacerle difícil el manejo del reino y amilanar su papel. Debe también enfrentar la oposición de su madre, la Duquesa de Kent, y de su asesor Sir John Conroy, quienes la consideran incapaz de asumir el trono y desempeñarse como reina. Se da un cambio vertiginoso en su vida: pasa de vivir constantemente vigilada y controlada por su madre a ser una mujer independiente y poderosa. No es fácil lograrlo, pero puede demostrar que tiene capacidades para ello. Por fortuna, encuentra el amor de Alberto, su primo y sobrino del rey de Bélgica, a quien conoce antes del reinado y logran sostener una buena amistad hasta llegar al matrimonio siendo ésta ya reina. A su lado puede exhibir sus habilidades para el baile, la música, montar a caballo, pintar y demostrar todo su romanticismo. Sin embargo, frente a él muestra sus prevenciones, pues no desea que asuma un papel protagónico y tome decisiones políticas, sólo que sea su obediente esposo. Por su parte, el pueblo la ama, pero debe enfrentar las manifestaciones iniciales de inconformismo frente a su gobierno y variadas situaciones adversas como el ataque del que fue víctima su esposo.
En esta película encontramos un tratamiento diferente al tema de la monarquía. Vemos una reina totalmente natural, inquieta, libre y sobre todo muy humana, en una historia agradable, que da prelación a las vivencias humanas y al mundo sentimental que vive la joven aristócrata entre las paredes del palacio. A través de ella percibimos sus sufrimientos y angustias como queriendo dar una visión diferente a la usual; así como también el tratamiento a su pueblo que fue cercano, con reformas en vivienda y de una fuerte visión social, característica esencial de la era Victoriana. Aunque reinó durante 64 años, el reinado más largo de la historia británica, este filme se detiene en la historia juvenil, en los primeros años de la reina Victoria. Todo esto se refuerza en la película con el manejo de ritmos que da su director, Jean-Marc Vallée. Va de escenas lentas a rápidas con la ayuda de la música, de preferencia clásica, y con la iluminación, desde tonos oscuros hasta lograr claridad y brillantez. Para lograrlo encuentra un gran apoyo en locaciones naturales como son los palacios, castillos y catedrales europeos, y en el vestuario que la hizo merecedora al premio Oscar. Una buena reconstrucción de la época que hace énfasis en la música, en la arquitectura y en la moda. “Era importante recrear el lujo y la belleza con la mayor precisión posible para hacer justicia a la historia”, lo dijo su director. Un drama romántico cargado de entretenimiento y satisfacción.
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