“Siento verdadera pasión y una gran devoción hacia la ciudad de Nueva York y creo que en la película se la ve de la forma más hermosa que se ha visto nunca en el cine. Cuidamos mucho la fotografía y creo que es realmente impresionante”. Woody Allen
Este clásico del cine fue filmado en blanco y negro en Manhattan de la ciudad de Nueva York, como muestra fehaciente del gran amor de Woody Allen hacia este lugar. No obtuvo premios Oscar aunque fue nominado al mejor guión y mejor actriz secundaria (Mary Hemingway) en 1979. Reviste completa actualidad ya que saca a relucir temas que en su época eran intocables y solo un libre pensador, como su director, puede dejar que los hechos fluyan y se convierta en una película resistente con el pasar de los años. Hace entonces toda una metáfora de la decadencia de la cultura contemporánea, dominada por lo material, hasta llegar al cuestionamiento del valor de la vida. En su papel del prototipo del intelectual y con una mirada muy realista, Woody Allen critica al arte, la literatura, la psicología y la moda. Confronta también la parte instintiva con la parte trivial en las relaciones personales, hasta llegar a las relaciones de poder y de jerarquía.
Su protagonista Issac Davis (Woody Allen) es un hombre cuarentón que trabaja escribiendo novelas y chistes para la televisión, ha fracasado en dos matrimonios y ahora sostiene una relación con Tracy (Mariel Hemingway), de 17 años. Después de algunos encuentros nada afortunados con la periodista intelectual Mary Wilkie (Diane Keaton), la amante de su mejor amigo Yale (Michael Murphy), se enamora de ella y abandona a su joven compañera. También se encuentra muy molesto porque su anterior esposa (Meryl Streep), quien vive ahora con su hijo y una lesbiana, decide publicar un libro sobre su pasado tormentoso, con todos los detalles de su anterior vida conyugal. Finalmente, Tracy decide viajar a Londres a continuar su vida, al tiempo que Issac vuelve a buscarla pues ha sido abandonado por su enamorada. Nada la detendrá, sólo le dejará la esperanza de regresar en seis meses.
Película que da un papel protagónico a la mujer ya que la analiza en todos sus aspectos, de niña a mujer. Muestra el conflicto tabú de las lolitas o niñas precoces que incursionan en el mundo de los adultos y da una mirada amplia al mundo de la mujer moderna con todas sus ambiciones y todos sus temores. Nos lleva a visualizar con otros ojos a la adolescente, que en medio de su juventud, es quien actúa con mayor madurez y más confianza frente al mundo, la única persona que muestra seguridad frente a lo que quiere. Al mismo tiempo, hace toda una exploración de la relaciones de pareja, pues deja ver con sarcasmo cómo el ser humano acude a la hipocresía para encontrar el amor y la felicidad. En fin, todo un estudio sobre ese fluctuar del ser humano, esa forma tan inexplicable de amar, tan difícil e imprecisa, tan particular e imperfecta, que, sin embargo, nos lleva a tener fe en la gente, a valorar hechos ajenos a la vanidad e hipocresía, y a defender por encima de todo la sensibilidad. Una valiosa producción en lugares marcados por el romanticismo y con un fondo musical en el que el jazz ayuda a hacer realidad este homenaje de Woody Allen a Manhattan.
“Nada que valga la pena puede ser asimilado por la mente. Tiene que entrar por una abertura diferente, y disculpa lo vulgar de la imagen. Siempre he pensado que el cerebro es el más sobrevalorado de todos los órganos”.
“Manhattan makes you wish you were a better person” Neil LaBute
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