Religión y arte es una conexión muy propia del
siglo XVIII, de la Alta Edad Media dominada por el oscurantismo y el Santo
Oficio de la Inquisición. Aparece la iglesia como el mayor entorno para el arte
y los pintores famosos están ligados a la religión y a la política. Surge entonces
GOYA, un pintor de la corte de Carlos IV de España, pero con una función
subversiva del arte. Se revela, se pronuncia ante la realidad y hace denuncia
de una etapa convulsionada de la historia en la que los valores sociales se
imponen violentamente. A pesar de su
sordera, fue un artista que supo plasmar el momento histórico en sus pinturas
que no son más que el reflejo psicológico de su mundo dominado por reyes y
religiosos, en nombre de la verdad y de la salvación. En esta España absolutista,
los ideales de la revolución francesa no tienen eco y existe el temor de que la
igualdad, la libertad y la fraternidad promulgados por ella sean contagiosos. El
arte como botín de guerra se impone y Goya se atreve a hacerlo a su manera. Finalmente,
como él mismo lo dice “Pinto lo que veo”.
La película LOS FANTASMAS DE GOYA del 2006,
dirigida por Miloš Forman, es el reflejo de todo lo anterior. Es el año de 1792 cuando en
el Santo Oficio de la
Inquisición en España podemos ver a la bella Inés Bilbatúa (Natalie Portman),
hija de un rico mercader y modelo preferida de Francisco de Goya (Stellan
Skarsgard). Ella es acusada de herejía de manera injusta y recluida en
prisión. El hermano Lorenzo Casamares (Javier Bardem), dominico del Santo
Oficio, se interesa por ella a través de los cuadros de Goya y tiene
acercamientos a la familia Bilbatúa que le solicita su ayuda para liberarla.
Dicha familia busca la manera de someter al hermano Lorenzo que visita a Inés
repetidas veces, sin lograr su liberación. Por el contrario, debe huir a
Francia pues termina siendo perseguido por la corte española. Mientras tanto,
pasan 15 años, en los que Francisco continúa al servicio de la corte, y se dan
muchos cambios en el ambiente político y religioso como la toma de España por
Napoleón Bonaparte quien llega a imponer a su hermano como rey, la abolición de
la inquisición, la recuperación de España por las tropas británicas, hasta
llegar a la restauración de la monarquía española con la liberación de los
inquisidores. En este tiempo, Inés recupera su libertad con la terrorífica imagen
de un fantasma que vaga desesperada en busca de una hija que tuvo en prisión,
el hermano Lorenzo regresa promoviendo inicialmente los ideales de la
revolución francesa y termina ajusticiado por los españoles, y Goya –sordo,
viejo e incapaz de abandonar a su musa- no ha dejado de pintar con el mismo
sabor crítico la miseria y el horror de la vida y la violencia en su país.
Tres personajes dominan esta película –Goya,
Inés y Francisco- en la que se entrelazan para mostrar una parte de la historia
marcada por la decadencia moral y social de las instituciones, como también por
la ignorancia y la intolerancia del ser humano. Preocupa muchísimo que situaciones semejantes puedan vivirse hoy en día en nuestro país. La noticia sobre "El crimen de una bruja que fue quemada" en un pueblo del suroeste de Antioquia no deja de asombrarnos. Duele saber que en pleno siglo XXI se repitan hechos tan abominables: "A la supuesta hechicera, de 47 años, la encerraron en su casa el pasado 29 de agosto, la golpearon, la desvistieron y le arrancaron el pelo con un hacha. Luego le rociaron gasolina, le prendieron fuego y, como en los tiempos de la inquisición, incineraron su cabello y su ropa". EL TIEMPO, 9 de septiembre de 2012.
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