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martes, 25 de junio de 2013

A G U A


“Una mujer es parte de su marido mientras está vivo”.
"Los libros sagrados dicen que una viuda tiene tres opciones: Casarse con el hermano más joven de su marido, arder con su marido o llevar una vida de total abnegación recluidas en las ashram". 

Agua, junto con Tierra y Fuego, forma parte de la trilogía de los elementos, películas de la directora hindú Deepa Mehta, interesada en mostrar temas que son tabú en su tierra. La intención de Agua, nominada al Oscar del 2007 como mejor película extranjera, es denunciar el trato y la discriminación hacia las viudas, que contó con serias dificultades para su filmación y su producción fue saboteada por fundamentalistas hindúes. Va a 1938 -año en que se da el movimiento de la emancipación liderado por Mahatma Gandhi- cuando Chuyia, una niña de ochos, pierde a su marido con el que acaban de casarla y entra a formar parte de la agrupación de viudas, en una casa donde son recluidas y condenadas a múltiples privaciones. Allí es rapada, vestida con una túnica blanca que hace alusión a su estado, duerme en el piso sobre un delgado tapete, sigue una dieta vegetariana y es transformada en un ser dedicado a recordar al marido fallecido, marginada completamente por la sociedad. Establece relación con las otras viudas, víctimas de esta grave situación y en especial con una bella mujer llamada Kalyani que no ha sido rapada pues necesitan prostituirla para poder sobrevivir. Kalyani es descubierta por Narayan, un joven de clase alta, hijo de brahmanes –la casta social más alta de la India-  y seguidor de Gandhi, que está de vacaciones en casa de su padre. Difícil para él entrar en contacto con Kalyani, pero es Chuyia quien hace de mensajera y se convierte en cómplice de una relación amorosa que parece llegar a estar cerca de la liberación de esta joven. Sin embargo, todo cambia cuando Kalyani descubre que el padre de su enamorado es uno de sus clientes y toma una decisión que cambiará la historia. Al final, en una escena conmovedora Chuyia es entregada por la viuda Didi, al joven Narayan, para que la salve de su cruel destino y siga con él la ruta emprendida por Gandhi.  
Se percibe en esta película la mirada femenina, su sensibilidad y su fuerza. Es lenta y silenciosa, pero dulce y suave como el río Ganges que nos regala su compañía y es fuente de vida. También es signo de muerte, con cierto tinte cómico y sarcástico. En él realizan los funerales y es el destino final de quienes parten de este mundo. Y junto al Ganges se exhibe la situación que viven las viudas -34 millones en la India- en bajas condiciones sociales, económicas y culturales según lo han decretado los textos sagrados desde hace 2000 años. Toda una denuncia sobre el trato dado a estas mujeres que no encuentra respuesta dado que los textos son interpretados de acuerdo a los intereses de sus seguidores.  Bien lo dice su directora, es toda una protesta contra “el fomento de la ignorancia” a través de la religión. ¿Quién tiene la verdad? No podemos olvidar que esta situación se vive en una cultura muy diferente a la nuestra, que desconocemos la diversidad y hasta dónde se puede llegar a intervenir esa otra cultura. Sabemos que la interpretación de los códigos morales tiene que ver con quien los usa y por ello, las tradiciones y las costumbres no se cambian con facilidad. Sin embargo, en la película aparece Gandhi como un salvador, con sus ideas de la no violencia, del amor, del pacifismo que lleva a la libertad de conciencia y a la liberación política. Con él se inicia ese despertar a un cambio que busca mover la cultura de su país y se convierte en un transgresor que todo lo desafía, buscando la verdad.
“Creo que sería muy ingenuo por mi parte pensar que mis películas van a cambiar algo. Pero lo que sí puedo hacer con ellas es incitar al diálogo y provocar debate”. Deepa Mehta
 
www.sosmujer.org es la página de la fotógrafa Diana Ros quien creó una ONG en Vindravan
 con el fin de mostrar al mundo la situación de las mujeres en la India y hacer algo por ellas.
 

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