El sueño de Alexandria o The fall
en su versión original, del director hindú Tarsem Singh, ganó el premio como
mejor película en el Festival de Cine de Sitges 2007 y es considerada “un canto
al amor, a la fantasía y al cine”. Fue filmada en cuatro años y rodada en 25
países.
¿Cómo representar a través del cine, la historia de
los conflictos que ha vivido la humanidad? ¿Cómo cruzar ese umbral entre lo real
y lo irreal, entre lo vivido y lo soñado? Siempre ha existido y existirá un
contador y un receptor que interprete los acontecimientos. Así, ayudados por el
poder de la imaginación, de la lúdica y de la literatura, aparece el mito como
una fantasía creíble que se alimenta de todo lo anterior y explica el estado
emocional del hombre y de todas sus luchas para sobrevivir. Un homenaje a los
contadores de historias que transportan esos sueños de la fantasía a la
realidad. El cine les da vida y con la ayuda de instrumentos ópticos, hace una
mezcla de diversas culturas, historias, religiones y mitos. Toda una alegoría
del hombre que lucha por vivir, con sus sueños, sus angustias y sus
sentimientos.
Es el año 1920 y
todo empieza como en un cuento de hadas. Se establece una relación entre Roy
(Lee Pace), un doble de escenas de acción que ha intentado quitarse la vida por
una decepción amorosa y está recluido en un hospital de Los Ángeles, y Alexandria
(Cantinca Untaru), una niña que también llega allí porque tiene un
brazo roto. Roy emprende la tarea de contarle a esta pequeña una historia maravillosa
para exorcizar su dolor y para entretener su mente, ansiosa de fantasía. Ella,
a su vez, le ayudará a conseguir el opio que necesita para evadir su dura
realidad. Juntos traspasan fronteras y emprenden un viaje a diferentes sitios
del mundo donde cambiarán el dolor y el sufrimiento por el encuentro con cinco
hombres desterrados que buscan la venganza contra un enemigo que los llevará a
lugares lejanos y mágicos. Un espectáculo lleno de imaginación visual, con
héroes y villanos, en ricos y variados paisajes, con bella música y mezclas
surrealistas bien cuidadas.
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