“En el principio, un pájaro
se enamoró del primer hombre que caminaba sobre la tierra. Como no hablaban la
misma lengua, no podían consumar su amor. La mujer pájaro decidió enseñarle a
hablar el zikril. De esa unión nacimos todos nosotros y desde entonces hombres
y animales hablamos el mismo idioma”.
Ernesto Contreras, el cineasta mexicano, presenta esta película cargada de historias de amor y desamor, de memorias y desmemorias, de palabras y de
silencios, de culpas y justificaciones, de realidad y ficción. Con una
fotografía valiosa muestra la selva plena de
espacios abiertos y exuberantes, de cielos húmedos, niebla, hojas reverdecidas
y playas solitarias; la naturaleza en completa libertad. En contraste, vemos la
poca independencia de los personajes centrales que viven en un mundo cerrado, reprimidos
por una culpa del pasado de la que no han podido reconciliarse y les impide
todo diálogo con el presente.
Evaristo e Isauro, dos habitantes de la jungla, son los únicos hablantes
del zikril, una lengua indígena que está a punto de extinguirse. Por este
motivo, Martín (Fernando Álvarez Reveil), un joven lingüista, llega a la comunidad de Veracruz donde asumirá el reto de estudiar este dialecto para
salvarlo de su desaparición. Será una tarea casi imposible ya que estos dos hombres,
que en su juventud fueron grandes amigos, mantienen ahora una enemistad de más de medio siglo. Vemos a Evaristo (Eligio Meléndez), que vive allí con
su nieta, dominado por la culpa y el odio, siempre descontento y amargado,
aislado de todos y reaccionando contra sí mismo y contra el mundo; por su parte
Isauro (José Manuel Poncelis), que solo habla zikril, es víctima de la culpa,
manifiesta sumisión y fragilidad, y toda su vida está determinada por este rompimiento
que lo llevó también a la incomunicación. Así, mediante una mezcla de constantes
flashbacks y de encuentros del lingüista con los personajes centrales, el espectador será testigo de la lucha de Martín por buscar la
reconciliación entre ellos y sobre todo de hallar la causa de esta separación.
Una historia que cambia de intencionalidad: ya no es el rescate de una
lengua como lo esperábamos, tienen prioridad los personajes y su
historia. Hay que saldar cuentas con un pasado marcado por la pérdida de la identidad
y la represión sexual que cambia la vida de ellos. Es decir, lo que pudo haber
sido y no fue. Y son los gestos, los silencios y las escasas risas los que
hablan de una complicidad que tiene una voz desconocida, que solo los protagonistas
podrán interpretar a través del zikril. Este será el idioma del amor, una
lengua que ayudará a reconstruir esta historia dolorosa que profundiza en los
sentimientos de los personajes. ¿Será posible saldar esta cuenta con el pasado?
¿Aparecerá al fin la palabra perdón, así no nos confíen su secreto?
Ganadora del Premio del Público en el Festiva de Cine de Sundance y del Premio de la Prensa del Festival Internacional de Cine de Guadalajara en el 2017.
"Cuando una lengua muere, se pierde una forma de ver el mundo".