“El buen juicio es el alma de la luz”.
“Para cambiar las leyes, hay que cambiar las mentes”.
“- La palabra
mujer no aparece ni una vez en la constitución de los EU.
-Tampoco la
palabra libertad”.
Una batalla contra la
discriminación de género nos plantea esta película. Es el año de 1956 y en Estados
Unidos hace su aparición una mujer que inicia una lucha por la igualdad de
género. Ruth Bader Ginsburg (Felicity Jones), una joven estudiante de derecho
de la Universidad de Harvard con un desempeño brillante, no teme enfrentar el
rechazo de sus compañeros durante su carrera, ni de sus profesores que la
ignoran constantemente, pues se atreve a “ocupar una plaza que podría haber sido
para un hombre”. Está casada con el abogado Martin Ginsburg (Armie Hammer)
quien la apoya incondicionalmente y le ayuda a vencer todas las adversidades
que encuentra durante sus estudios y en la práctica profesional. Tienen una
hija que deben sacar adelante, pese a los obstáculos que enfrentan y a los
problemas de salud que presenta Martin. Sin embargo, junto con su esposo, acepta
el reto de resolver un caso tributario que promoverá la igualdad de los derechos
entre hombres y mujeres.
Mimi Leder dirige esta
película en el año 2018 y en 120 minutos logra impactar a sus espectadores con
la biografía de este valioso personaje femenino. Una cuestión de género fue escrita por el sobrino de la
protagonista, con participación de ella, una jueza de los EU que aún vive y ejerce
-a sus 86 años- sus funciones en la Corte Suprema de los Estados Unidos desde
1993. Vale la pena destacar el ejemplo de esta familia ya que su hija mayor siguió
el legado de sus padres y fue Martin Ginsburg quien canalizó la rebeldía de su
heredera para darle a entender el valor de su madre, su pasado difícil como judía
y el verdadero sentido de su motivación para la lucha. Una familia, con un equipo
adelantado a los tiempos, fue el soporte de Rose Bader Ginsburg quien se
enfrentó sola a un mundo de hombres y contra la ley que siempre estuvo
intentando ganarle. Así, esta abanderada de las reivindicaciones de los
derechos de millones de mujeres pudo finalmente demostrar que la discriminación
sexual era anticonstitucional y abrió la puerta a este largo camino de la búsqueda
de la igualdad entre los sexos. Una película de gran sensibilidad y marcada
inspiración.
«Quería contar su historia porque yo también he sufrido
adversidades y discriminación, y he tenido que luchar por trabajos que han
conseguido hombres inferiores». Mimi Leder
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