“Exijo a la gente más de lo que se
espera de ella. Lo considero absolutamente necesario”. Fletcher
Whiplash, llamada en español Música y
Obsesión, es una película que tiene a la competencia como motor de máxima
aspiración, y al perfeccionismo como herramienta usada para dominar, infundir
el terror y la degradación. Convierte al éxito en una lucha que atraviesa los
límites y produce pánico ya que genera una tensión de máxima hostilidad:
Triunfas o desapareces. Peligrosos extremos que atentan contra la salud mental,
el amor, y el gusto por la vida de quienes se enfrentan a ellos. Se aplica aquí
la máxima con que se educó en épocas anteriores, “La letra con sangre entra”,
en un sentido literal. Esta fórmula -propia de los ambientes de guerra- se ha
extendido a la música, los deportes, la educación y al trabajo en general. Duele
saber que es una ideología dominante de la época actual cuando prima la
competencia en los ambientes laborales y ante todo se exigen metas, cada vez
más altas para alcanzar los más elevados estándares de desempeño. Es plantear
el reto: Lo logras o estás por fuera.
Whiplash es la historia de Andrew Neiman (Miles
Teller), un estudiante de música de 19 años, deseoso de triunfar y llegar a ser
uno de los más grandes bateristas de la historia. Recibe sus clases en la
ciudad de Nueva York, en el prestigioso Conservatorio de Shaffer donde trabaja
el director de orquesta Terence Fletcher (J.K.Simmons). Este joven aspira llegar
a ser parte del conjunto de jazz del famoso Fletcher y se empeña en alcanzarlo
a toda costa, aún de los tratos y estilo brutal de este maestro. Una batalla
feroz es la que enfrenta Andrew ante la enseñanza bélica de su maestro, con un lenguaje
vulgar y tonos agresivos, con lágrimas y sangre, en un ambiente hostil y
cargado de dolor. Fletcher no perdona un solo error y despide de inmediato a
quien lo presenta. El espectador puede captar aquí todo lo que un ser humano
puede soportar con el fin de lograr sus sueños y alcanzar sus metas. Valiosa
esta lección, en el sentido de la lucha y la insistencia por alcanzar un ideal;
sin embargo, se torna muy negativa cuando esta energía flota en la insensatez de
arrasar con todo, sin importar los conflictos que genere.
Esta película estadounidense de 2014 fue dirigida
por Damien Chazelle, quien también la escribió a partir de su experiencia como músico
frustrado en su juventud. Con ella abrió el Festival de Cine de Sundance en la
Categoría Drama, en el mismo año. Estuvo
nominada a los premios Óscar en cinco categorías: Mejor Película, Mejor Guion
Original, Mejor actor secundario (para Simmons), Mejor Montaje y Mejor Mezcla
de Sonido. Una película con “ritmo trepidante” que genera angustia y
cuestionamiento en el espectador frente al estilo de vida de sus protagonistas.
Sus piezas musicales son tan fuertes e impetuosas que llevan a la batería a ser
el “alma de la música”, con movimientos tan violentos como el drama que plantea.
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