“Esta es la película por la que quiero ser recordado”.
"En la creación de la comedia, es paradójico que la tragedia estimule el espíritu del ridículo". Charles Chaplin


“LA QUIMERA DE ORO” festeja los 100 años de su estreno en Los Ángeles, California, con esta celebración de lujo que fue presentada el 26 de junio del 2025. Hace memoria de la producción realizada por Charles Chaplin en 1925, cuando expuso -durante 82 minutos- una de las mayores aventuras del cine mudo en la que combinó el hambre, la soledad y el sufrimiento humano con una gran dosis de cariño y genialidad. Fue reestrenada en 1942 por el mismo Chaplin, durante 72 minutos, con una narración y música de su propia composición, siendo nominada al Premio Oscar por la Mejor Banda Sonora y Mejor Música en ese año. Y vuelve ahora remasterizada, es decir, con el sonido y las imágenes mejoradas, un aumento en la resolución, claridad y nitidez de los fotogramas, y la incorporación de piezas musicales clásicas. No es una obra nueva, es una obra actualizada por el uso de la tecnología y procedimientos modernos.
Charles Chaplin quiso que esta
cinta fuera la más recordada por su público, por encima de todas sus
producciones fílmicas. Fue un proyecto muy ambicioso y perfeccionista que se rodó
en escenarios naturales y en un estudio, con un costo exagerado para la época: más
de un millón de dólares, durante 17 meses. Buscaba la perfección en todas las
escenas, que repetía una y hasta 60 veces si era necesario. Sorprendió también
con el uso de adelantos cinematográficos como el empleo de un oso real en una
de sus secuencias, la presencia de la nieve en sus estudios -hecha con harina,
sal y confeti de papel-, y la bota de cuero que Chaplin debía comer sin riesgo
alguno, fabricada con regaliz y clavos de caramelo. Un verdadero éxito fue este
film que en su momento recaudó cinco millones de dólares, solo en Estados
Unidos y se convirtió en la película más taquillera de la historia del cine
mudo y el mayor legado que Chaplin haya dejado a muchas generaciones de
directores.
Esta obra maestra,
conocida en inglés como The Gold Rush, exhibe a Charlot, un vagabundo, invadido por la pobreza, el hambre y el frío, que viaja a Alaska con el fin de
buscar una mina de oro. Allí, perdido en la nieve sortea muchas pruebas
arriesgadas, buscando hacerse rico. Va también a la
ciudad donde vive diversas aventuras, y descubre a la bella Georgia, con quien
comparte escenas de antihéroe, hasta finalmente alcanzar su sueño. Aquí,
aparece -al fin- la mujer en un papel frívolo y burlesco, que la subvalora y la
ubica al lado del dinero que tiene el poder de atraer y conquistar.
Todo lo anterior es una completa mezcla de la comedia con el drama, lo absurdo con lo trágico, y lo mágico con lo real. Chaplin nos regala un relato profundamente humano y lleno de esperanza, sin pronunciar una sola palabra. Solo con la ayuda de gestos y movimientos, además de la música y la luz, y con su enorme capacidad de hacer reír, logra encontrar un lugar en este mundo para poder luchar, amar y enmascarar tanta crueldad.
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