Piaf o “pequeño gorrión” es el nombre que recibió Édith Giovanna Gassion cuando su pequeña estatura y su extrema pobreza y abandono contrastaron con su inmensa voz, como de un pájaro cantor. Este reconocimiento dio origen a la aparición de una de las cantantes francesas más admiradas, Edith Piaff. Una artista que el director de cine Olivier Dahan se encargó de mostrarnos combinando tiempos y espacios a modo de variados recuerdos que surgen del lecho de muerte de esta inolvidable mujer. El resultado, una película de un éxito semejante a la miseria que soportó desde su infancia y cuyo objetivo es justificar una vida de abusos y la inmensa genialidad de esta gran artista.
Abandonada por sus padres, un acróbata y una cantante callejera y alcohólica, queda en manos de su abuela paterna, dueña de un prostíbulo donde pasa buena parte de su niñez. En este ambiente depravado encuentra el cariño de las prostitutas que la acompañan y le ayudan cuando una enfermedad la mantiene ciega durante un buen tiempo. Su padre regresa para recogerla y obligarla a trabajar en un circo de donde pasarán a la calle posteriormente. Allí muestra su voz interpretando “La Marseillaise” y el público la aclama. Inicia entonces su vida artística con su nuevo nombre en un cabaret de moda. Empieza también su fama y reconocimiento, con grandes altibajos, venturas y desventuras, importantes presentaciones en grandes teatros y salas de música de Europa y Estados Unidos hasta llegar a su temprana muerte causada por un cáncer en el hígado. Todo esto sin olvidar su adicción al alcohol y la droga, su vida bohemia y sus grandes amores, especialmente su romance con Marcel Cerdan, representado en uno de los mejores momentos de esta película.
En otras palabras, Edith Piaff se debatió entre los problemas, las canciones y el amor. Aunque vivió momentos felices, estuvo marcada por el infortunio y al final de su vida, cuando sacaba fuerzas para cantar como nunca lo había hecho, su cuerpo se fue consumiendo por la enfermedad y la drogadicción a la edad de 47 años. Después de una existencia cargada de dificultades queda entonces la pregunta: ¿La vida en rosa?
En este paso por la infancia, la juventud, el esplendor y el decaimiento de esta valiosa artista vale la pena reconocer la gran interpretación hecha por Marion Cotillard, ganadora del Oscar por la mejor interpretación femenina del 2007. Así mismo la ambientación y la música que no olvida lo mejor de la producción de Edith Piaff.
Esta canción que aparece al final de la película refleja la vida de Edith Piaff.
Inolvidable película. Inolvidable mujer. La intesidad de su vida, los extremos en los que se movió y su prodigiosa voz, hacen del ´pequeño gorrión, una de mis preferidas
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