Un amor
a prueba de todo nos refleja esta película, a pesar de los innumerables cambios
políticos y geográficos que mantienen sus protagonistas y de las múltiples
circunstancias que les impiden llevar una vida normal. Es un amor difícil que
sobrevive porque hay intereses comunes, una pasión desbordante, una
sensibilidad a flor de piel, y hay un silencio que lo dice todo. La guerra fría
de la década de 1950 ha dejado sus huellas en Polonia, donde residen Wiktor
(Thomasz Kot) y Zula (Joanna Kulig), y el destino los lleva a conocerse y a
enfrentar sus personalidades. Él es un pianista mayor, culto y dedicado a
la enseñanza y a los conciertos; y ella, una chica huérfana de la guerra con
una dolorosa historia familiar, que busca puesto en un conservatorio donde tendrá
toda la ayuda estatal si pasa la prueba con su canto y su baile. Ambos se
encuentran allí, él como jurado y ella como concursante que lo impacta desde el
primer momento. Tiene un ángel, rebeldía, un dinamismo avasallador y grandes
capacidades artísticas que la hacen irresistible, y logra ser aceptada. Vivirán
el amor y la pasión sin límites, saltarán las normas establecidas por la
institución y recorrerán Rusia, Berlín, París y Varsovia al antojo de cada uno.
Será una relación cargada de obstáculos, de encuentros y desencuentros, y de
expresión de sus habilidades en distintos escenarios europeos, cómplices de su
delirio y testigos de este tormentoso romance que parece imposible.
Esta película del presente año impacta por el manejo artístico que le da su
director, el polaco Pawel Pawlikowski, quien recurre al uso de la fotografía en blanco y negro
como un regalo cinematográfico. Una completa obra de arte es Guerra Fría donde cada imagen, cada gesto y cada escena están cargados de belleza y de finos detalles, con cuidadosos
recursos fílmicos, y paisajes y música que la hacen verdaderamente admirable. Ha
sido ganadora de los premios al Mejor Director en el Festival de Cannes y de Mejor
Película de Habla no Inglesa en el Círculo de Críticos de Nueva York, entre
otros. Además, aspira a ser la ganadora de los Premios Oscar en la categoría de
Mejor Película Extranjera el próximo año. Se desarrolla en 88 minutos y buena parte de ella transcurre en un ambiente frío y trágico, adornado con lienzos de Stalin y de Lenin que
invaden las calles detrás del Muro de Berlín. Imposible pensar en el amor, en
la belleza y en la búsqueda de la felicidad con dos personajes tan
diferentes; sin embargo intentan encontrarlos con sus marcadas afinidades que no los deja olvidarse. Una película que impacta e impregna de placer estético al
espectador durante cada minuto de la puesta escena hasta su desenlace que también
resulta artístico y conmovedor.
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