Todo sucede en el vuelo South Jet 227 que despega en Orlando con destino a Atlanta al mando del capitán Whip Whitaker. Sale con el copiloto Ken Evans y con un buen número de pasajeros en una mañana lluviosa y con un cielo cargado de nubes que produce una gran turbulencia y pronostica un vuelo difícil. Pronto ascienden y mejoran las condiciones hasta que un viraje del aparato los lleva a padecer los minutos de vuelo más difíciles y después de muchas maniobras el capitán logra controlar el avión, segundos antes de chocar con la tierra en un aterrizaje forzado. Las consecuencias pudieron ser peores y todos los medios hacen referencia al héroe nacional de esta tragedia que dejó con vida a 96 de 102 personas a bordo. Sin embargo, las investigaciones descubren la presencia de licor en la sangre del piloto y en los contenedores de basura de la cabina de mando que resultan fatales para el aviador quien es ayudado por un abogado y un amigo representante del sindicato de pilotos, empeñados en salvarlo de la cárcel. No resulta fácil ya que Whitaker es alcohólico y todos los esfuerzos que se hacen para protegerlo, incluyendo la presencia de otra adicta que se rehabilita y que termina siendo su amiga, resultan infructuosos.
Un caso de
intoxicación que lleva a la enajenación mental es el tema de esta película que
muestra el desmoronamiento físico y psicológico de un adicto al alcohol, y las maniobras que finalmente hace
para volver a vivir. Su
personaje central tiene la gran responsabilidad de un vuelo comercial y parece desconocer
las fatales consecuencias de su embriaguez, situación ésta que se empeora al
ser investigado ya que es incapaz de controlar su
comportamiento y evitar el alcohol en su cotidianidad. Busca la ayuda de su copiloto y de la
azafata para limpiar su nombre, y en cambio encuentra a dos personas que no
comulgan con la mentira. Así mismo es incapaz de seguir los pasos de una amiga
alcohólica que busca la terapia para su recuperación y prefiere continuar con su destrucción. Tampoco encuentra apoyo en su familia que lo rehúye
porque conoce las consecuencias de sus acciones, sólo mentiras. Por fortuna y
tras un proceso largo de negación llega el momento de la verdad y el
reconocimiento de su enfermedad: “Yo soy alcohólico”, acompañado
de la aceptación de la responsabilidad de sus propias acciones. Recibirá su
castigo a la vez que obtiene la rehabilitación que lo llevará a descubrir su
verdadero valor y a permitir que los demás lo encuentren. De ahí el nombre del
ensayo que su hijo escribió: “La persona más fascinante que jamás conocí”.
Su director, Robert Zemechis, logra un buen
balance con este drama estadounidense de 138 minutos, nominado al Oscar por el mejor
guión original en el 2012. Valioso el trabajo de su actor principal Denzel
Washington, nominado también al premio Oscar y a los Globos de Oro en el año
2012. Una buena trama que logra mantenernos atentos a los sucesos y a
desarrollar una buena empatía con su personaje central, a pesar de sus dificultades.
“Estoy sobrio y doy gracias a Dios por ello. Soy libre”.
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