Una película de 98 minutos hecha por el polaco Andrzej Wajda
a los 90 años, antes de su muerte en el 2016. En ella exhibe los últimos
años de la vida de Władysław Strzemiński, como un homenaje a uno de los
artistas más importante de Polonia durante la primera mitad del siglo XX, un
pintor que se negó a poner su obra al
servicio del régimen comunista y fue perseguido por Stalin. LOS ÚLTIMOS AÑOS DEL ARTISTA retratan la
agonía de este apasionado socialista que se empeñó en pintar sus cuadros según
sus principios estéticos, rechazando las exigencias estalinistas de satisfacer las necesidades
de la colectividad y asegurando que no podía defender una ideología del régimen comunista. Lo vemos en este film, sin un brazo y una pierna como
consecuencia de su participación en la Primera Guerra Mundial, acompañado
siempre de sus estudiantes, fieles seguidores de su maestro. Es constante también la aparición
de su hija, una niña fuerte que lo sigue y admira su obra pese al difícil temperamento de su padre y a la entrega exclusiva de él a la pintura. Fue fundador del Museo de Arte
Moderno y trabajó
en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Łódź y en el Ministerio de Cultura, lugares que tuvo que abandonar cuando fue expulsado, quedando sin acceso
al sindicato de artistas. Muchas otras dificultades y
rechazos vivió hasta ser anulado por el régimen comunista que lo llevó a la
miseria y a la enfermedad, pero nunca se doblegó.
“Todos somos capaces
de ver aquello de lo que somos conscientes”
"El arte debe ser parte de la vida"
"El arte debe ser parte de la vida"
“Los
jóvenes siempre están en contra del mundo existente”
Vemos en Strzemiński a un artista complemente
emocional, que no cedió antes las innumerables presiones de la época. Evolucionó
en su pintura –de lo geométrico a lo figurativo-, en el manejo del color y la
creación de imágenes personales, pero nunca en su ideología ya que siempre mostró
su resistencia artística ante el autoritarismo del poder. Por lo tanto, rechazó
plasmar en sus trabajos todo tipo de mensajes que se salieran del campo de la
individualidad y de su arte abstracto del que fue defensor. Padeció el
aislamiento a cambio de la libertad de expresión y gozó de una resistencia
creadora frente a una tiranía impuesta por el realismo social. En otras
palabras, “se quedó solo con su arte”.
”Quería
filmar la historia de un artista, un pintor de hace mucho. Decidí llevar a
Strzeminski a la pantalla porque es uno de los más grandes artistas de
Polonia. Al tiempo, también quería mostrar su conflicto con el estado
socialista”. Andrzej Wajda